El cardenal Omella, en 'Unidos en COPE': "La pandemia nos puede ayudar a corregir el egoísmo que teníamos"

El presidente de la CEE ha repasado cómo ha sido este año de pandemia para la Iglesia, sus recuerdos de Semana Santa y una anécdota que supuso para él una gran lección de vida

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Con puntualidad inglesa llegamos Jacobo, Miguel y un servidor a las instalaciones de la Conferencia Episcopal Española, en la madrileña calle Añastro. El presidente del episcopado, el cardenal Juan José Omella, había hecho un pequeño hueco en su agenda para atendernos y participar en el especial de Semana Santa‘Unidos en COPE’.

El cardenal Omella no lo sabía, pero Jacobo guardaba una bonita vivencia con él al ser quien le administró el Sacramento de la Confirmación, hace aproximadamente una década, en su etapa como obispo de Logroño.

Una charla muy interesante con el Arzobispo de Barcelona nos esperaba, para abordar el papel de la Iglesia en esta pandemia que ha alterado nuestras vidas en el último año, sus recuerdos de la Semana Santa de su infancia o cómo es el día a día del máximo representante de la CEE.

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Su adaptación del pueblo a la ciudad

Sin duda, las reflexiones del cardenal Omella, turolense de nacimiento, no dejan indiferente. Un hombre que aspiraba nada más, y nada menos que a ser un cura de pueblo, aunque luego la vida le llevó por otros derroteros: “Yo quería quedarme en Calanda o algo así, porque me gustaba mucho estar con la gente de pueblo, pero la vida cambió. En la ciudad la vida es diferente, pero también es posible porque se crean pequeños núcleos, pequeños pueblos dentro de la ciudad, y eso hay que cuidarlo. Las relaciones humanas dan sentido a nuestra vida”, nos cuenta el Arzobispo de Barcelona en ‘Unidos en COPE’.

Escuchándole hablar de sus orígenes en Cretas, no es de extrañar que guarde especial cariño a uno de los grandes actores que ha dado este país, Paco Martínez Soria, que es además paisano del presidente de la CEE.

“La pandemia nos ha descubierto como seres frágiles”

Mucho ha cambiado España desde sus películas, si bien es cierto que no todo ha sido bueno. Por ejemplo, un creciente individualismo social que ha derivado en un mayor egoísmo y que, tal vez, la pandemia ayude a corregir. En este sentido, el cardenal Omella se muestra optimista.

“Lo que ocurra después de la pandemia es un trabajo que debemos hacer entre todos para que los valores que han aparecido no se pierda. Por ejemplo, el tema de la solidaridad, la atención a los mayores a los que habíamos aparcado por no producir… Estos años nos hemos encerrado en nosotros y, ahora, hemos caído en la cuenta de que estamos todos en la misma barca.

A juicio del presidente de la CEE, el coronavirus ha hecho que descubramos que somos seres frágiles, por lo que debemos apoyarnos más en la fe: “Un bichito que no ves nos ha desnudado y nos ha mostrado débiles. Es Dios quien puede vencer al virus, con ayuda de los científicos. Creo que estas lecciones que aprendes, se quedan”.

La cercanía con Dios es otra de las lecturas positivas que se pueden extraer de esta difícil situación sanitaria, social y económica que padecemos desde marzo de 2020. El Arzobispo de Barcelona habla incluso de oportunidad, frente a quienes consideran que el virus es una especie de castigo o momento doloroso: “Es una oportunidad para recuperar por una parte el silencio y encontrarnos con nosotros mismos y con Dios. Por otro lado, nos plantea el sentido de la vida, que no todo acaba en el cementerio, que yo quiero vivir y reencontrarme con mis hermanos. Y la fe y la Religión me habla de que es posible porque Cristo resucitó”.

En este sentido, D. Juan José Omella ha recordado un dato que ofreció recientemente la Generalitat de Cataluña, cuando apuntó que el número de habitantes que se confesaban públicamente católicos superaba el medio millón, un crecimiento significativo respecto al año anterior: “Todos hemos recuperado el sentido de Dios y del encuentro con los hermanos. Como dice el Papa Francisco, necesitamos sentir que vamos en el mismo barco”.

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Los recuerdos de Semana Santa del cardenal Omella: “Recuerdo que se echó a llorar”

Un año más, la pandemia impedirá a los fieles vivir la Semana Santa como estaba acostumbrada hace dos años, pero la intensidad continúa siendo la misma, sino más, ya que esa cercanía con Dios es aún mayor.

Una Semana Santa que, sin duda, será diferente a las que vivía en primera persona el cardenal Omella desde su infancia en Cretas: “Todo era austero. Los Viernes de Cuaresma se hacía un Vía Crucis donde los chicos y las chicas estaban separados, y en medio el cura con los monaguillos. Ya en el seminario vivíamos las celebraciones, rezábamos el Rosario, íbamos a los oficios…”

Al evocar sus primeros años como sacerdote, el presidente del organismo episcopal nos ha revelado en ‘Unidos en COPE’ una bella anécdota que ocurrió en Calanda: “Era un pueblo al que acudía mucha gente en Semana Santa. Recuerdo que una señora, al salir el Cristo de la iglesia donde yo iba detrás como sacerdote, comenzó a llorar. Luego vino a la sacristía y confesó que estaba emocionada. Decía que hacía muchos años que no practicaba, pero al ver ese recogimiento y ver al Cristo crucificado, se echó a llorar porque sentía que había perdido el tiempo alejándose de Dios. Entonces, yo le comenté a los cofrades que, cuando las cosas las hacemos bien y las vivimos, podemos ayudar a otros a encontrar a Dios. Por eso es importante vivir con intensidad la Semana Santa”.

Ojalá en 2022 podamos volver a mantener un encuentro con el cardenal Juan José Omella, y poder celebrar juntos que España y el mundo ha superado la pandemia. Aunque el propio Arzobispo de Barcelona nos ofrece adelantar esa fecha: “Está la Navidad, las fiestas de los pueblos en verano…”

Para nosotros, sería un placer.

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