El Evangelio del domingo en 'Chateando con Dios': La parábola del cuento de la lechera

La clave de la vida para un cristiano consiste en los bienes del Cielo , como explica Josetxo Vera en este nuevo vídeo de 'Chateando con Dios'

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Josetxo Vera comienza este nuevo vídeo de 'Chateando con Dios' reconociendo que le hace gracia el título de esta sección donde “intentamos acercarnos al Evangelio del domingo”. 'Chateando con Dios', explica el sacerdote, hace referencia a tener una conversación con Dios pero “en algunos sitios de España se puede entender como 'ir de chatos con Dios', que es ir tomando vinos”

Así comienza una nueva entrega de la reflexión de la Palabra del domingo. Lo hace explicando el cuento de la lechera , que relaciona con la parábola en la que a una persona que quiere derrumbar sus graneros para acumular más bienes le pueden "pedir el alma esa misma noche"

En el Evangelio de este domingo “el Señor cuenta una parábola que en el siglo XXI tiene otro nombre: la parábola del cuento de la lechera”. En dicha parábola una mujer cogió una lechera del caserío y fue a venderla al mercado del pueblo. Por el camino iba pensando en posibles negocios donde su riqueza iría creciendo. Sin embargo, la señora tropezó por el camino y terminó derramando la lechera.

El sacerdote explica que se trata de una versión de la parábola que se cuenta en el Evangelio de este domingo: “habla fundamentalmente de los bienes que tenemos, de los bienes que deseamos, los bienes que necesitamos para ser felices”. Hay una serie de bienes dentro de las familias que son “tenebrosos”, comenta Josetxo, en referencia a las herencias.

Pero ¿Qué ocurre en el Evangelio? Una persona le pregunta al Señor que su hermano ha recibido una herencia, y le pide que la comparta con él. Jesucristo aprovecha para explicar “una cuestión importante que llega a ser un mandamiento: no codiciar los bienes ajenos”.

El Señor, además, cuenta una parábola sobre una persona que decidió derrumbar los graneros para hacerlos más grandes y poder ganar más dinero. Pero no se da cuenta, señala Vera, no se da cuenta de que esa noche “te pueden pedir el alma”, como dice el Evangelio del domingo. Se trata, comenta, “de una reflexión poco profunda, pero es profunda porque tenemos que pensar cuáles son los bienes imperecederos, dónde tenemos puesto nuestro corazón. El Señor, y San Pablo, nos invitan que nos preocupemos de los bienes de arriba, el Reino de Dios, que se va ganando con nuestras obras en la Tierra”.

Vera explica que el Reino de Dios lo acogemos “con nuestras obras, con las cosas que nosotros hacemos, con las cosas que decimos, con las cosas que pensamos, con las cosas que no hacemos (evitando el pecado)”. Para ello, hay que tener muy presente el 2º Mandamiento: Amar al prójimo como a uno mismo. Al final de la vida nos examinarán del amor y “el Señor nos preguntará a quien hemos tratado bien”

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