Comentario teológico del Concilio Vaticano II

La Biblioteca de Autores Cristianos nos presenta el primer volúmen de una obra en la que participan teólogos españoles de gran solvencia

Juan Carlos García Domene

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El pasado 17 de mayo fue presentado el primer volumen de esta obra magna con vocación universal que es el comentario teológico de la BAC a los documentos, decretos y declaraciones del Concilio Vaticano II. En este tiempo de preparación del LX aniversario de su clausura —que culminará con la celebración del Jubileo ordinario— van a ir apareciendo los cinco volúmenes: ahora, el primero; en breve el segundo volumen y los tres restantes a lo largo del año 2024.

Es un proyecto teológico hecho en España por teólogos españoles, en el que participan teólogos bien competentes y conocedores en profundidad de los documentos del Concilio que proceden, además, de diversas facultades de teología de nuestro país. El comité científico de la misma, coordinado por Santiago Madrigal Terrazas lo constituyen los cinco editores de los volúmenes: el propio Santiago Madrigal (Comillas) del volumen I, Rafael Vázquez Jiménez (CSET Málaga y Secretario Técnico de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe) del volumen II, Gonzalo Tejerina Arias (UPSA) del volumen III, Salvador Pié Ninot (URL Barcelona) del volumen IV y Vicente Botella Cubells (FT San Vicente Ferrer, Valencia) del volumen V. A su vez cada volumen cuenta con un elenco de colaboradores de gran prestigio y de alta competencia que ofrecen el comentario de las cuatro constituciones, los nueve decretos y las tres declaraciones conciliares.

Se trata de ayudar a las nuevas generaciones a comprender en su totalidad cada uno de los documentos conciliares: conocer el texto, del que se aporta la edición bilingüe de la versión oficial promovida por la Conferencia Episcopal Española; acceder a la historia de la redacción del texto, y también penetrar la profundidad de estos documentos a partir de un comentario pormenorizado de cada uno de ellos, casi número a número; por último, se elabora una verdadera reflexión pastoral sobre su recepción universal, y en ocasiones, también en España. A los jóvenes les ayudará a conocer —sin simplificaciones— el espíritu y la letra del Concilio Vaticano II en una hermenéutica de continuidad con la tradición eclesial, evitando dinámicas de discontinuidad o de ruptura, tentaciones ambas muy presentes en algunas posturas eclesiales. También ayudará este comentario teológico a las generaciones más veteranas, pues quizá vivieron las sesiones conciliares en su juventud y contribuyeron con su vida,su pensamiento y su entrega a la reforma eclesial, a la renovación en sus fuentes y al aggiornamento pastoral. A todos hará bien volver al Concilio y no a lecturas idealizadas, fundamentalistas o ingenuas.

Este primer volumen ofrece también una Introducción general y un preámbulo histórico que conviene leer atentamente porque proporciona el contexto y los conceptos necesarios para entrar en el universo conciliar sesenta años después. Al final de la obra se ofrece, como Apéndice una historia de la recepción del Vaticano II que señala las cinco fases en una recepción no siempre fácil, en ocasiones entusiasta, en ocasiones pacata, a veces débil y superficial y para el pueblo de Dios siempre serena y reflexiva.

El corpus esencial de esta obra es el comentario a la constitución Sacrosanctum Concilium que lo ofrece Mons. Aurelio García Macías, el comentario a la constitución dogmática sobre la Iglesia, que es obra de Santiago Madrigal Terrazas y el comentario a Orientalium Ecclesiarum, escrito por Mons. Manuel Nin Güell. El Concilio Vaticano II ha generado a su vez un sinfín de documentación magisterial en cada una de las áreas aquí presentadas: la liturgia, la Iglesia ad intra y las Iglesias Orientales.

Hace sesenta años, los documentos fueron la expresión de una sinodalidad que nunca antes vivió la Iglesia católica, pero aquellos documentos no fueron punto de llegada, sino de salida. Tras sesenta años, la gracia y el don del Concilio Vaticano II se ha transformado en tarea. Si la Iglesia alienta un futuro en estos tiempos nuevos tan contradictorios solo lo encontrará recibiendo la memoria agradecida del Concilio Vaticano II.


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