Y Dios se hizo hermano

El siglo XVI español dio grandes figuras en todos los campos, también en el religioso. La personalidad de San Juan de Dios está recogida en una biografía titulada Y Dios se hizo hermano (Editorial San Pablo). El autor es el sacerdote leonés Valentín Riesco Álvarez, de la Orden Hospitalaria. La edición recoge una decena de simbólicas y certeras ilustraciones de Onofrio Bramante, sobre todo la de la página 88.

La vida de San Juan de Dios está escrita con estilo llano y sencillo, contextualizada en su época y entre los personajes con que tuvo que relacionarse. Sobre todo, explica los múltiples avatares de aquel soñador y aventurero, que dan a entender el impulso de una vocación y un carisma dedicado a los pobres faltos de juicio, a los ancianos y enfermos crónicos, a las víctimas de accidentes y a las prostitutas. Todos esos cristos rotos eran la mejor herencia que dejó a sus seguidores, pues en ellos está el mismo Jesús, como comprobó cuando se adentró en lo más hondo de la miseria humana. Revolucionó la organización y asistencia hospitalaria, por lo que fue pionero en el consuelo y remedio familiar, social y espiritual de los enfermos, algo insólito para la época. Si bien no fue ordenado sacerdote, ejerció el sacerdocio compasivo y misericordioso de Cristo para con la humanidad necesitada.