El liberalismo y sus desencantos

Nuestra recomendación de esta semana es del polítólogo Francis Fukuyama, una obra para leer no gusto sino por necesidad

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Hay libros, como el presente, que recomiendo leer no por gusto, sino por necesidad.

Es decir, puede usted no concordar con las tesis liberales de Fukuyama; puede usted no compartir su lectura de los desencantos que ha atravesado el liberalismo desde el gran pacto posbélico de finales de los cuarenta; puede usted haber detectado su preferencia por utilizar la palabra «individuo» a «persona», o la ausencia de referencias a la Escuela de Salamanca, o la crítica en exceso timorata hacia el «progresismo». Puede que incluso Fukuyama haya cavado su propia tumba tras aquel «fin de la historia» que nadie supo comprender —o que todos comprendimos muy bien—.

Con todo, conviene leer el último ensayo del politólogo. Este tema crucial en nuestros días, el de los males, la culpa, la desaparición, la debacle, etc. —según quien escriba— del liberalismo, necesita de todas las lecturas posibles.

Además, hay un punto interesante en el planteamiento de Fukuyama, en el que, acaso como de pasada (cap. 4), reconoce que el exceso liberal —libertario— por derecha y por izquierda llevan al mismo sitio, igualando a neoliberastas y posmarxistas. Una idea sugerente.


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