Pauline Jaricot

Ante su reciente beatificación, proponemos esta lectura para adentrarse en la vida de esta mujer que sembró la semilla de lo que hoy es OMP

Justo Amado

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El domingo 22 de mayo era proclamada beata en Lyon, su ciudad natal, Pauline Marie Jaricot, fundadora de la Obra de la Propagación de la Fe, el Domund. En coincidencia con su beatificación la Biblioteca de Autores Cristianos acaba de publicar Pauline Jaricot1799-1862. Biografía, de Catherine Masson, el más completo recorrido por la vida y las obras de esta mujer excepcional. Contemplativa y activa. Laica, a pesar de nacer en medio de una verdadera explosión de fundaciones de religiosas, algunas de las cuales ella misma apoyó. Su plan personal no fue otro que estar «enclaustrada en el mundo».

Recorrer las páginas de este libro es acompañar la vida interior y exterior de esta joven francesa nacida en plena Revolución francesa, pero ya avanzada a su tiempo. Su padre, un industrial de la seda de Lyon, hecho a sí mismo de la nada, le transmitió, al igual que su madre, una fe viva y una caridad verdadera y sin medias tintas. Aun así, la joven Pauline vivió una «conversión», no a partir de las profundidades oscuras de una vida de pecado, sino —y en esto se sentirán identificados muchos lectores— a partir de una vida distraída, poco centrada en la pregunta que quizá debamos hacernos todos los días quienes seguimos a Jesús: ¿qué quieres, Señor, de mí?

Su cambio de vida tendría impacto en la vida de muchas personas de aquel entonces y de hoy. Primero, con la puesta en marcha de la Obra de la Propagación de la Fe para ayudar a la misión y a los misioneros, una recogida de donativos a gran escala, suma de pequeños óbolos de tanta gente sencilla, algo que no ha cambiado tanto desde entonces. Y, segundo, con el Rosario Viviente, que «revivió», en la Europa del siglo XIX esta práctica de piedad.


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