La oración del día: San Dionisio

San Dionisio muere en el año 180 y es considerado mártir por los griegos al sufrir mucho por la Fe y por el Evangelio de Cristo

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Hoy la Iglesia nos presenta a San Dionisio, perteneciente a las Primitivas Comunidades Cristianas. Su vida se desarrolla en el siglo II durante el gobierno de Marco Aurelio. Consagrado obispo de Corinto, fue un fiel servidor de las comunidades cristianas, a las que escribe varias cartas donde les anima a vivir intensamente la Fe.

Su preocupación no solamente es por Corinto, su Iglesia, sino por las otras comunidades también. San Eusebio de Cesarea, escritor eclesiástico de ese momento, cuenta cómo invita a vivir el amor de Dios, y cómo Dionisio escribe al Papa San Sotero en una de ellas. Y es que los momentos de persecución repercutían también en las comunidades griegas y orientales, no siempre con el martiro físico, pero sí con el sufrimiento.

Precisamente, en esa carta, agradece al Pontífice todas las limosnas que le envía a beneficio de sus comunidades para que puedan mantenerse en esos momentos de dificultad. También hace frente a las herejías doctrinales que se presentan en ese momento. Esa era su Cruz moral con la que tiene que cargar hasta el final de su vida. Quienes caían en desviaciones eran los marcionitas, del gnóstico Marción.

Muchos eran los errores de esta deviación doctrinal, pero uno de los principales fue el defender que hay distinción entre el Dios del Antiguo Testamento y del Nuevo en las Sagradas Escrituras, además de difundir que existía un dios bueno y un dios malo que se contraponían en toda obra dentro del mundo. San Dionisio muere en el año 180 y es considerado mártir por los griegos al sufrir mucho por la Fe y por el Evangelio de Cristo.


Oración

Oh Dios, que conferiste a tu bendito siervo Dionisio la virtud de la fortaleza en el sufrimiento,

y te uniste a él, Rústico y Eleuterio, para anunciar tu gloria a los paganos,

concédenos, te suplicamos, que siguiéndolos, despreciemos, por amor a Ti, los placeres de este mundo,

y que no retrocedamos ante sus adversidades.

Por Cristo nuestro Señor.

Amén.


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