Oración a San Vicente

Si con Dios vuestra amistad

Os sube a tan gran privanza,

¡Qué negará a mi esperanza,

Vicente, su Majestad!

Desde vuestros tiernos años

Supisteis quién era el mundo,

Pues vuestro saber profundo

Menospreció sus engaños:

Si en la divina amistad

Jamás hicisteis mudanza,

¡Qué negará a mi esperanza,

Vicente, su Majestad!

Vuestra sencilla intención

Si fue limpia y fervorosa,

Claro se vio en Zaragoza

Por vuestra predicación:

Pues sois en la caridad

Serafín de gran pujanza,

¡Qué negará a mi esperanza,

Vicente, su Majestad!

Muchos tormentos probó

En vos, Vicente, Daciano;

Mas al fin trabajó en vano,

Pues que jamás os venció:

Que en su gran ferocidad

Vuestra paciencia lo amansa,

¡Qué negará a mi esperanza,

Vicente, su Majestad!

Por temer no le venzáis,

De flores cama os previno,

¡Quien vio un tal desatino,

Cuando venciéndole estáis!

Pues de tal prosperidad

Gozáis tan digna alabanza,

¡Qué negará a mi esperanza,

Vicente, su Majestad!

Vuestro cuerpo echar mandó

A las fieras el Tirano,

Pero el Señor soberano

Cuervos allí deparó:

A quienes mandó guardar

Reliquia que tanto alcanza,

¡Qué negará a mi esperanza,

Vicente, su Majestad!

Echaros mandó en el mar,

Atada una muela al cuello;

Mas en esto el Rey del cielo

Nos quiso significar,

Que sois raro en santidad,

Pues salisteis con bonanza,

¡Qué negará a mi esperanza,

Vicente, su Majestad!

De Tecla el sacro Convento

Dichosamente venera

Aquella misma escalera

Que os elevaba al tormento:

Por vos mi fragilidad

Suba a la eterna privanza,

¡Qué negará a mi esperanza,

Vicente, su Majestad!

Para que el tiempo no borre

El lugar de vuestra muerte,

Conserva (¡dichosa suerte!)

Nuestro obsequio vuestra torre:

Allí la alta Trinidad

Vuestro favor afianza,

¡Qué negará a mi esperanza,

Vicente, su Majestad!

Pues venció vuestro valor

Del Tirano la inclemencia,

Humilde implora la Iglesia,

Vicente, vuestro favor:

En cualquier necesidad

En vos tiene confianza,

¡Qué negará a mi esperanza,

Vicente, su Majestad!