Santoral

La Presentación del Señor, Epifanía de Luz

Cada uno de los Misterios de la Salvación tiene su prolongación en el Año Litúrgico. Hoy nos encontramos con la Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo, cúspide de lo que celebrabamos la pasada Navidad. También conocida como La festividad de Nuestra Señora de las Candelas, la celebración se remonta a Jerusalén en el siglo IV. Según marcaba la Ley de Moisés, a los cuarenta días de nacer, todo varón debía ser consagrado al Señor.

Y justamente hoy se cumplen cuarenta días del 25 de diciembre. Esta normativa es la que hacen la Virgen y San José con el Niño Jesús. En el Evangelio según San Lucas se relata este pasaje en el que al entrar con su Hijo en el Templo, llegó un anciano piadoso llamado Simeón, al que el Espíritu le prometió que no moriría sin ver el consuelo de Israel. También profetizó a María que una espada le atravesaría el alma.

Esto es fruto de que el Recién Nacido iba a ser Bandera discutida y signo de contradicción. También pudo contemplar y alabar al Cielo una anciana llamada Ana que servía y oraba en la Casa de Dios. En la Misa de esta día, cobra especial relevancia la Entrada Procesional al Templo con las velas encendidas después de ser bendecidas en el atrio. ¿Quién es este Rey de la Gloria? Es el Señor Victorioso.

Portones alzad los dinteles, que se alcen las antiguas compuertas, va a entrar el Señor. Coincidiendo con esta fecha, también se celebra la Jornada de la Vida Consagrada, recordando a tantos religiosos que sirven al Todopoderoso desde su carisma. Aunque la Navidad termina el día del Bautismo del Señor durante todo el mes de enero quedan reminiscencias de la Epifanía hasta hoy en que, coincidiendo con esta Fiesta de la Infancia culmina del todo los días del Nacimiento.


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