Santoral

San Felipe Neri, alegre servidor de Dios

Fundador de la Congregación del Oratorio, proyección de su personal espiritualidad y creación singular dentro de las distintas corrientes espirituales del Cinquecento italiano

La Pascua del Señor es la alegría de vivir que la Providencia ha depositado en el corazón de cada hombre. Hoy celebramos a San Felipe Neri, que experimentó esa ilusión desde la esperanza. Nacido en Florencia el año 1515, pronto morirá su madre, pero su madrastra cuidó de él y de sus tres hermanos con verdadera ternura en el plano cristiano y humano. Joven virtuoso y orante, tras un tiempo de prueba como comerciante, se siente tocado por la Gracia de Dios, estableciéndose en Roma.

Allí se hospedará en casa de un mercante, siendo un verdadero aliciente espiritual y humano para toda su familia. Sus consejos calaban en el ambiente de aquel hogar. Por un tiempo se dedicó a la oración y al estudio. Sin embargo, un día dejará los libros para consagrarse al apostolado en la Ciudad Eterna donde la relajación de costumbres espirituales y humanas requería una renovación profunda desde el Evangelio para revitalizar la savia de la Fe.

Su labor dio pronto los frutos esperados con innumerables conversiones y vueltas a Dios, después de una vida abandonada. Él empezaba a ser un verdadero instrumento en manos de Cristo para acercar su Mensaje a todos los hombres. La inquietud por marchar de misionero a África, no llegó a cuajar, permaneciendo en Italia donde, tras ordenarse sacerdote, con un grupo de hermanos presbíteros, funda la Congregación del Oratorio.

Ese era el Verdadero Camino que le asignaba el Señor, ante otros posobilidades que se le habían presentado. La Oración y el canto son las constantes del nuevo carisma, a las que se unía también las obras de caridad y misericordia. Y es que si por algo se caracterizó siempre Felipe Neri fue por su alegría y sentido del humor. Realidades que siempre le acompañaron hasta su muerte ocurrida en el año 1595.


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