SANTO 4 DICIEMBRE

San Juan Damasceno: Padre de la Iglesia, anacoreta y catequista

Hoy recordamos a San Juan Damasceno que estuvo en el desierto y escribió contra las herejías.

Jesús Luis Sacristán García

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Desde el principio la Iglesia ha sentado los postulados de la Fe escribiendo para formar las conciencias y atajar cualquier desviación. Los Padres de la Iglesia en la antigüedad se encargaban de esto. Hoy recordamos a San Juan Damasceno, uno de ellos. Nacido en Damasco – de ahí le vendrá el sobrenombre- a finales del siglo VII, procede de familia cristiana.

Es el último Padre de la Iglesia de Oriente, al que la Providencia dota de una gran sabiduría nutrida de la Tradición Eclesiástica y la Sagrada Escritura. Cuando ya es monje en el Monasterio de San Sabas, se ordena sacerdote. Su vida está llena de momentos de oración contemplativa, dedicados al Misterio de la Salvación en cada uno de los momentos de la Vida del Señor. Experto en Filosofía, lega grandes obras de reflexión, donde todo lo que plasma, se puede decir que es una síntesis del saber de los Padres Orientales.

Su amor a la Iglesia, es el eje que le ayuda a escribir contra las herejías de entonces, para salvaguardar las almas ante la desviación y la prueba. Es el caso del monofisismo, doctrina que proclamaba una única naturaleza en Cristo y no dos, porque su naturaleza divina, según Nestorio -su promotor- había absorbido a la humana. También lucha contra los iconoclastas, que rechazan el culto a las imágenes. Una desviación muy arraigada en ese tiempo.

De hecho hubo muchas situaciones de conflicto entre muchos cristianos. Estos defendían que si se veneraba una imagen se la estaba adorando. Juan Damasceno, señalará que las imágenes son representaciones de la obra divina para ilustrar al pueblo fiel. Por ello se les puede dar el culto relativo de veneración por lo que representan. Muere a mediados del siglo VIII.

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