Santoral

San Mario

Después de atender a su devoción, se dedicaban a socorrer a los cristianos que estaban en las cárceles, hasta que un día fueron apresados también ellos por mandato del emperador

El Señor recuerda en el Evangelio que Él el es la Luz del mundo y que nosotros como sus servidores debemos luchar para que las buenas obras que hacemos iluminen a los otros y den gloria al Dios del Cierlo. Conmemoramos en este día a San Mario, que vivió esta condición de ser Testigo de la Luz. De origen persa, se dedicaba al comercio, en medio de un ambiente familiar muy cristiano.

Precisamente, viaja a la Ciudad Eterna, visitando las tumbas de los Apóstoles Pedro y Pablo en clave de peregrinación junto a su esposa, llamada Marta, así como sus dos hijos. Allí se desplazará directamente hasta el sepulcro de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, Columnas de la Iglesia, cuando gobernaba Claudio II. Este espíritu de piedad se traducía en sus muchas obras de caridad, entre las que destacaba la visita a los cristianos encarcelados, a punto de sufrir el martirio, confortándoles y orando con ellos para pedir la ayuda del Cielo.

Pero la Luz de la Fe que no puede quedar oculta, tampoco permaneció escondida para los romanos que, pronto descubrieron en Mario y su familia, la condición de seguidores de Cristo. Después de detenerlos por orden del propio emperador, les invitan a abandonar la Fe con la iodea de mostrar la benevolencia imperial ya que se les concede una oportunidad.

Pero ellos se mantienen incólumes en el Señor Jesús, por lo que les entregaron al prefecto Musciano con la intención de que les atormentase y después les diese muerte. Así torturan a Mario y los hijos delante de Marta, mutilándoles y abrasándoles con hachas encendidas. Sin embargo, todos sintieron la fortaleza del Espíritu, por lo que son conducidos a la Vía Cornelia, donde Mario junto a su familia, murieron decapitados, cuando era el año 272.

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