Santoral

San Matías testigo del Misterio Pascual

Nos vamos adentrando en la quincena final de la Pascua y el Señor sigue aleccionando a sus discípulos en el Cenáculo para que no tengan miedo y sientan la protección del paráclito que es el Abogado y el Defensor que será quien lo enseñe todo. De esta manera el Señor no deja solos a los suyos y da los pasos para fundar la iglesia, Sacramento Universal de Salvación nacido en su Misterio Pascual.

En este Domingo en el que celebramos la Pascua del Enfermo, como prolongación de la Jornada Mundial del Enfermo que se celebró el pasado 11 de febrero, conmemoramos al Apóstol San Matías. Los Hechos de los Apóstoles afirman que acompañó al Salvador, desde el Bautismo hasta la Ascensión. Cuando San Pedro decidió proceder a la elección de un nuevo Apóstol para reemplazar a Judas, los candidatos fueron José, llamado Barsabas y Matías.

Finalmente, la elección cayó sobre Matías, quien pasó a formar parte del grupo de los Doce. El Espíritu Santo descendió sobre él en Pentecostés y Matías se entregó a su misión. Clemente de Alejandría afirma que se distinguió por la insistencia con que predicaba la necesidad de mortificar la carne para dominar la sensualidad. Esta lección la había aprendido del mismo Jesucristo.

Según la tradición, predicó primero en Judea y luego en otros países. Los griegos sostienen que evangelizó la Capadocia y las costas del Mar Caspio, que sufrió persecuciones de parte de los pueblos bárbaros donde misionó y obtuvo finalmente la corona del martirio en Cólquida, como les sucedió a los demás Apóstoles, exceptuando a San Juan. Según la tradición, se cuenta que su cuerpo estuvo mucho tiempo en Jerusalén y que Santa Elena lo trasladó a Roma.

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