SANTORAL 5 ABRIL

San Vicente Ferrer: el dominico valenciano que luchó por la unión en la Iglesia

Vicente Ferrer fue un dominicio que destacó por su formación intelectual y su capacidad de predicación. Se cumplen 600 años de su muerte

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Una de las parábolas que más suenan en la Cuaresma es la misericordiosa por antonomasia: el hijo pródigo. En ella hay que pasar por ese tiempo de hambre que alude a la noche oscura y al desierto que nos hace reflexionar sobre el amor de Dios. Ese tiempo de hambre no es solamente de pecadores sino de grandes Santos que se encuentran entre las zarzas de la vida.

Hoy celebramos a San Vicente Ferrer, que vivió en este tipo de vida. Nacido en Valencia el año 1350, recibió una educación netamente cristiana por parte de sus padres, destacando su amor a la Virgen. Tras ingresar en los Dominicos, pronto mostró gran talento por lo que fue profesor de Filosofía en la Universidad. No faltaron pruebas ni ataques del maligno que nunca le apartaron de su vocación.

Apenado por la desunión existente en el seno de la Iglesia, pronto sintió el impulso de la Providencia de predicar. España, Francia o Italia son los lugares por donde anuncia el Evangelio, logrando grandes frutos. Sus exhortaciones a pesar de ser muy largas, tocaban el corazón de las personas que, disfrutaban oyéndole. A pesar de que muchos predicadores de entonces buscaban su lucimiento, él siempre se pasaba largos ratos de oración pidiéndole a Cristo que Él fuese siempre el Eje de sus alocuciones.

Sus exhortaciones a la conversión acercaron a Dios a muchas almas que se habían alejado del verdadero Camino. Los últimos tiempos de su vida, siempre se caracterizaron por un agravamiento de sus achaques y enfermedades, pero nada de esto le hizo perder el vigor que ponía al anunciar al Señor Jesús. Muere en 1419, con tal fama de santidad que el Papa le canonizó al poco de morir. Hoy precisamente concluye el VI centenario de su muerte y nacimiento a la Vida en Plenitud.

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