Santa María, la Madre de Dios

En el santoral del día 1 de enero conmemoramos a María como Madre de Dios

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Abrimos el último Día de la Octava de Navidad, y primero de 2020, con la Solemnidad de Santa María Madre de Dios. Es la mejor forma de empezar el nuevo año. María, llena de Gracia, acoge al Salvador y se prepara de la mejor manera posible para hacer germinar la redención de la humanidad. En los momentos previos al nacimiento de Jesús, el Ángel la saluda así, mientras Isabel la llama bendita entre todas las mujeres como bendito es el fruto de su vientre.

Es dichosa porque ha creído que lo que el ha dicho el Señor se cumplirá. Su marcha de Nazareth a Belén cuando está a punto de dar a luz, la presentación de Cristo en el Templo y su purificación, así como la huida a Egipto cuando Herodes busca al Niño para matarle, o el hallazgo de Jesús con doce años en el Templo de Jerusalén entre los Doctores, conforman el cuidado maternal de una Madre. Pero esta preocupación está también unida al sentimiento del Señor en Caná de Galilea, en las bodas, donde Ella pide a los sirvientes cuando falta el vino, que hagan lo que su Hijo les diga.

Pero, sobre todo, se muestra más unida que nadie al Árbol de la Cruz donde Dios consuma su Obra redentora, rescatando al género humano del pecado que le había esclavizado al poder del maligno. Y como primera y fiel discípula, acoge el encargo de ser Madre de la humanidad redimida, permaneciendo en el Cenáculo con el Colegio Apostólico, a la espera del Espíritu Santo, impulsor de la Iglesia. María, que sostiene en su regazo al Recién Nacido como hemos contemplado durante toda la Octava, y seguiremos viendo hasta que termine la Navidad, es también nuestra Abogada ante el Padre del Cielo.

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