Santoral

El Santo de hoy: San Ambrosio de Milán, guía de san Agustín en su conversión

El Adviento es el comienzo de la Salvación en un itinerario que alumbra desde el Pesebre hasta llegar a la Cruz y la Pascua. Hoy recordamos a San Ambrosio de Milán, precisamente uno de esos grandes Santos que reflexionaron sobre el Catecumenado, el camino que lleva hasta el Bautismo. Nace en Tréveris el año 340. De familia noble, su padre era Prefecto de Las Galias, y ese trayecto siguió él en un principio.

Pronto marcha a Roma a cursar estudios completando su brillante carrera en Sirmio. El año 374, reside en Milán, siendo también gobernador de Liguria. Sin embargo, en su interior, los estudios le llevan a profundizar en la Verdad que es Cristo y pone sus habilidades al servicio de la Comunidad Eclesial. En este momento, en el que también realiza su catecumenado, para abrazar la Fe de forma plena, Dios se sirve de la aclamación popular para elegirle Obispo de la ciudad, consagrándole el 7 de diciembre.

Fiel cumplidor de su ministerio, destacó por su sabiduría y caridad, como verdadero pastor y doctor de los fieles. Su elocuencia cala en el corazón de muchos. Entre ellos, en el de un joven llamado Agustín, que sentirá la llamada a la conversión después de oír a Ambrosio. Tiempo atrás, Ambrosio había dicho a la madre del Obispo de Hipona, Santa Mónica: “Un hijo que te ha costado tantas lágrimas no puede perderse”. De hecho, él mismo bautizará a Agustín en la Noche Santa de Pascua.

Defiende con sus escritos la Fe, combatiendo el arrianismo, que tanto daño hacía negando que Cristo fuese el Verbo Encarnado, y luchando por los derechos de la Santa Madre Iglesia, tantas veces atropellada en aquellos momentos en los que la persecución no eran tan sangrienta como antes del Edicto de Milán. No obstante, el poder político quería controlar a los cristianos. San Ambrosio muere el 4 de abril del año 397 y es uno de los principales Padres de la Iglesia Latina.


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