La historia de la mujer a la que no le afectaban ni las llamas de una hoguera

El santoral del día 13 de diciembre de 2018 está dedicado a la patrona de la vista: Santa Lucía

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Muchos son los Santos del calendario a los que se les tiene devoción pero la popularidad de San Antonio de Padua pocos la tienen y en el caso de Santa Lucía que conmemoramos hoy, contados. La historia nos lleva a la edad primitiva antes de que surgiese el Edicto de Milán, incluso muy temprano porque Santa Lucía está incluida en el Canon Romano junto a ese grupo de Santos que vivieron en el núcleo de la Fe desde el principio en la Iglesia Romana.

Nacida hacia el año 283, su ascendencia es una mezcla de entre Roma y Grecia, teniendo parte de cultura latina y otra parte helénica. Su madre es una mujer enferma. Padece muchas hemorragias y flujos de sangre, pero al igual que la hemorroísa del Evangelio no logra curarse.

Curiosamente en la Plegaria Eucarística I de la Santa Misa que es el citado Canon Romano ya se encuentra Santa Águeda de Catania y ¡quién iba a decir a Lucía que figuraría junto a su devota Santa! La madre de Lucía siente gran devoción por Águeda y organiza una peregrinación son su hija a la tumba.

Repuesta la madre de su mal, Lucía hace una promesa de consagración y vende cuanto tiene para dárselo a los pobres. Sin embargo, un joven enamorado recibe la noticia de Lucía de que ya no se casará, porque se ha comprometido con la causa del Evangelio. Entonces sin caer en la cuenta del perjuicio que le podía causar le denuncia.

Así tiene Lucía ocasión de dar testimonio primero de palabra, y con gran firmeza, al no renegar de Cristo, su Verdadero Esposo. Conducida ante el Prefecto, milagrosamente no la logran mover de allí cuando intentan manchar su dignidad. Posteriormente, la llevaron a la hoguera, pero tampoco surtió efecto el suplicio, muriendo, finalmente bajo la espada. Es abogada de la vista. 

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