Santoral

Viernes de la Octava Pascual: De nuevo a orillas del Lago

El Señor les espera con unas brasas encendidas para hacer el pescado y almorzar. Durante el almuerzo todos tiene claro que es el Señor que ha resucitado de entre los muertos

En muchas ocasiones el gozo de una buena noticia es tan desbordante que no cabe ni en muchos recipientes. Hoy seguimos imbuidos de la Gloria del Resucitado con el Viernes de la Octava Pascual. Siempre es nuestro deber y salvación glorificarte Señor, pero más que nunca en este día, en que Cristo nuestra Pascua ha sido inmolado. La Piedra que desecharon los arquitectos es ahora la Piedra Angular.

Es el Señor quien lo ha hecho. Ha sido un milagro patente. Os bendecimos desde la casa del Señor. Él es Dios y Él nos ilumina. Ordenad una procesión con ramos hasta todos los ángulos del Altar. Ángeles del Señor bendecid a Dios. Ensalzadlo con himnos por los siglos. San Juan relata en su Evangelio un encuentro muy especial. Los Apóstoles en ese momento salen a faenar porque necesitan comida. Simón Pedro como patrón de la barca.

Varios del grupo se le unen en una noche donde no han pescado nada, retornando desanimados. A la orilla les espera el Maestro Resucitado al que ellos no reconocen, de momento. Cristo les pregunta si tienen pescado, a lo que le responden que “no”. El Misterioso Hombre a sus ojos les anima a echar de nuevo las redes, recolectando 153, pero la red no se rompió. Este signo hace que Juan, llamado a sí mismo discípulo amado, le reconozca y se lo diga a los compañeros que van corriendo a su encuentro.

El Señor les espera con unas brasas encendidas para hacer el pescado y almorzar. Durante el almuerzo todos tiene claro que es el Señor que ha resucitado de entre los muertos. Hoy también recordamos al Papa San Sotero cuyo Pontificado fue entre los años 166 y 175, donde condenó el Montanismo, herejía de Montano que defendía la inminente llegada del fin del mundo. Fruto de la persecución muere mártir.


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