Ha mentido y lo sabe. Me refiero el ministro de Interior, Grande-Marlaska. Ha faltado a la verdad en su comparecencia pública para intentar explicar lo inexplicable: el cese fulminante del responsable de la Comandancia de la Guardia Civil en Madrid, el coronel Pérez de los Cobos, a propósito del informe que estaban haciendo sus agentes y que entregaron al juez que entiende del caso sobre el 8-M, la manifestación del 8-M que fue una auténtica bomba vírica como así lo han asegurado todos los expertos.

Ha mentido y lo sabe porque no hay explicación posible a cese fulminante desde el punto de vista político en estas circunstancias, coincidiendo con la imputación del delegado del Gobierno en Madrid por parte de la misma juez. Le ha imputado para que declare el próximo 5 de junio, coincidencia, además, con un informe en el que se revela claramente que está manifestación jamás debió celebrarse y que autorizó el Gobierno por motivos partidistas, por interés solo partidista.

Previamente, el ministro Illa y Fernando Simón, vaya papelón el de este señor, vaya papelón el de Simón, habían desautorizado y habían prohibido, por ejemplo, un congreso de la Iglesia Evangelista o, incluso, una maratón en Barcelona por el peligro que suponía ya la pandemia del coronavirus en España, por la gente que está empezando a contagiarse. Y la excusa que ponía, efectivamente, y muy lógica en esos momentos, es que no debería haber aglomeraciones, no debería haber concentraciones, pero, sin embargo, permitieron, o sea, anularon o suspendieron una concentración de 5.000 personas como lo de las evangelistas o una maratón de 10 mil o 15 mil personas y autorizaron, sin embargo, manifestaciones de decenas de miles de personas y, especialmente, la de Madrid, que agrupó o concentró a cerca de 70 u 80 mil personas. Eso es increíble.

Por eso digo que todo esto no tiene más sentido que el de la realidad. Y la realidad es que los jueces, en ese caso la juez, tiene que ir hasta las últimas consecuencias para pedir responsabilidad. También el ministro del Interior porque aquí ha habido un acto claro, presunto caso de prevaricación con esta destitución. Y eso tendrá que investigarlo también la juez. Y vamos a ver hasta dónde llega la responsabilidad del ministro del Interior porque ya han pedido su cese también, su dimisión los partidos de la oposición.

Pero a Grande-Marlaska le da absolutamente todo igual. Al final se impone el célebre dicho de “hacen pipí del trampolín y dicen que llueve”. Y eso es lo que nos está pasando con este Gobierno.