¿Cuál es el papel de España como anfitriona en esta cumbre de la OTAN que se está celebrando en Madrid? ¿Qué obliga a nuestro país a celebrar esta reunión de la Alianza Atlántica en un momento tan trascendental en el mundo? Para responder a estas preguntas hemos contado con la ayuda de Josep Piqué, exministro de Asuntos Exteriores, en 'El Cascabel' de TRECE: “Cuando España aceptó la organización de la cumbre no habían pasado muchas de las cosas que han cambiado el panorama”, advierte, pero, aun así, “España tiene una gran experiencia en organizar grandes acontecimientos internacionales. Todo va a salir muy bien. Otra cosa son los contenidos, que son muy relevantes. Nos enfrentamos a una situación que no vivíamos desde la II Guerra Mundial, por la guerra en suelo europeo provocada por una agresión criminal de Rusia, tenemos una serie de retos diferentes con guerra híbrida, ciberespacio, el espacio… y nos tenemos que ajustar a esa nueva realidad”.

Situación de Ceuta y Melilla en la OTAN

¿Sería oportuno que la Alianza actuara en caso de agresión a las dos ciudades españolas que se encuentran en el norte de África?: “Nadie discute que Ceuta y Melilla formen parte de España, pero es cierto que el tema puede estar sujeto a muchas interpretaciones”, apunta Josep Piqué y especifica que“el artículo del Tratado de Washington que creó la OTAN circunscribe su ámbito de actuación al continente europeo y a todas aquellas islas que están por encima del trópico de cáncer y esto introduce la duda de si Ceuta y Melilla están ahí”.

“Ahora lo que hay es una atención preferente a la amenaza del franco sur y una declaración de la defensa de la integridad territorial de todos los estados miembros, pero cualquier intervención forma parte de una decisión política. Hay que recordar que la Alianza ha estado en Irak y Afganistán y esto fue el resultado de una decisión política. Lo importante es ser socios leales y serios de la Alianza Atlántica porque es la única forma de que podamos pedir su apoyo en caso de conflicto. Quien tiene la responsabilidad de defender la integridad territorial de Ceuta y Melilla somos nosotros, aunque podamos tener el apoyo de la Alianza”, sentencia el exministro de Asuntos Exteriores.

La cumbre de la OTAN en Madrid: un mensaje a Putin

¿Esta cumbre podría recibirse por parte de Putin como un mensaje claro o una provocación? Josep Piqué responde: “Esperemos que se entienda. Desde el final de la II Guerra Mundial, se hablaba de la estrategia de contención que decía que occidente debía esperar y contener su expansionismo sobre la base del único lenguaje que entienden los soviéticos, que es el lenguaje de la fuerza. Se trata de lanzar un mensaje muy claro: hasta aquí hemos llegado. Si hemos llegado a esta situación - y hay que hacer autocrítica - es porque en ocasiones anteriores de agresiones de Rusia, la respuesta de la Alianza fue tenue. Hemos llegado a una situación en la que la Alianza le ha dicho que no será permitida ninguna nueva agresión y que tendrán consecuencias en forma de sanciones y apoyo incondicional a la resistencia heroica de Ucrania. Puede haber un alto al fuego, pero no habrá paz”.

División en el Gobierno de Sánchez por la OTAN

Para finalizar, Josep Piqué se ha pronunciado sobre la división interna en el Gobierno de Pedro Sánchez, donde sus socios han participado de forma activa en manifestaciones de protesta contra la OTAN. ¿Cómo puede justificar Pedro Sánchez esta contradicción?: “Contando con el sentido de Estado y de responsabilidad del partido de la oposición. El PP sabe muy bien que la Alianza Atlántica es esencial para garantizar nuestra seguridad. No deja de ser contradictorio que, para sacar adelante unas iniciativas coherentes con los compromisos internacionales, el Gobierno se muestre dividido y tenga que contar con la responsabilidad de la oposición. Estamos hablando de algo enormemente serio”. Además, Josep Piqué señala cómo le sorprende que una parte del Gobierno, Unidas Podemos, crea que la solución a la invasión de Ucrania sea que este país se rinda, ya que “en la práctica es lo que se pide cuando se antepone una hipotética paz, que nada tiene que ver con la justicia, a la necesidad de que cualquier país tenga su derecho a la legítima defensa” y lo califica de “hipócrita” señalando que “las consecuencias de su posición no son unas consecuencias de paz, sino de sumisión”.