El Gobierno creará un bono cultural de 400 euros para los jóvenes que cumplan 18 años. Este dinero se podrá utiliza para la compra de libros, para ir al cine, al teatro, ver espectáculos de danza o música, videojuegos o comics… pero dentro de este bono se han quedado fuera los toros.

El torero Miguel Abellán ha estado en ‘La Lupa’ para hacer una valoración de esta última noticia: “Es un atropello más por parte del gobierno de Pedro Sánchez en coalición con Unidas Podemos. Entendemos que cede al chantaje de Unidas Podemos, que se ha mostrado contrario al apoyo institucional a la tauromaquia. Pero es tremendamente grave porque la tauromaquia está reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial y esto obliga a las administraciones públicas a dar un libre acceso al conocimiento de la tauromaquia a todos aquellos jóvenes que quieran acceder libremente a la misma. Esta es una más de este Gobierno que va a la deriva hacia lo que ellos consideran que no entienden o no respetan”.

Dentro del bono se busca ayudar a sectores que han sido duramente castigados por la pandemia: “Si ha habido un sector cultural afectado por la pandemia ha sido el sector taurino. El sector ganadero es uno de los más afectados por la falta de festejos taurinos, por la falta de la posibilidad de vender el stock de animales que tienen en el campo… Es reiterar sobre la imposición de que no gobiernan para todos, solo para unos pocos. La cultura de la tauromaquia le pertenece al pueblo, no a ninguna ideología política”.

“Hay un reverdecer de la afición por parte de la gente más joven y entendemos que, por eso, es un atropello impedir a estos jóvenes utilizar ese bono en los festejos taurinos. Es una de las culturas más arraigadas de este país y lo mires por donde lo mires es un atropello anticonstitucional y a la demanda por parte de los jóvenes”, destaca Miguel Abellán.

¿En qué medida influye la selección de unos contenidos culturales para ser bonificados y la exclusión de otros? “Esto responde a una identidad ideológica. Los poderes públicos están obligados a gestionar de manera eficaz cualquier actividad cultural. El pueblo es el único que debería tener la potestad de decidir si quiere o no perpetuar la fiesta de los toros en el tiempo, pero no los poderes públicos que piensan de manera diferente o lo desconocen”.