El volcán de La Palma continúa activo y ya ha atravesado varias fases. Primero de todo, cabe indicar que se trata de una erupción estromboliana. Su nombre proviene del volcán Estrómboli, un volcán cercano a la isla de Sicilia (Italia). Suelen consistir en pequeñas explosiones moderadas y poco violentas con coladas o ríos de lava.

En este tipo de erupciones, según informa La Vanguardia, el volcán lanza una mezcla caliente de gases, fragmentos de roca y cena a baja altura. Cuando la lava rebosa por los bordes de cráter, desciende por sus laderas y barrancos, pero no alcanza tanta extensión como en las erupciones de tipo hawaiano.

Representan casi todas las erupciones que se han producido en Canarias en los últimos 300.000 años. Se trata de erupciones explosivas que expulsan material con una violencia de nivel moderado.

Tal y como indica el Instituto Nacional de Prevención Sísmica, "la temperatura, composición, viscosidad y elementos disueltos en el magma, son los factores fundamentales de los cuales depende el tipo de explosividad". Además, en términos de actividad hay dos tipos de erupciones (las cuales ya ha atravesado el volcán de Cumbre Vieja).

Primero, se encuentran las erupciones explosivas que se caracterizan por la liberación violenta de chorros de gas y cenizas. Estas erupciones se producen cuando el contenido de sílice es muy elevado. Pueden enviar polvo, gases, rocas y material pricolástico hasta 20 kilómetros en la atmósfera.

El volcán de La Palma entró en dicha fase a comienzos de octubre, emanando gran cantidad de material, magma y lava. "En la fase explosiva vemos cómo se construyen conos a partir de los pricolastos que expulsa el volcán y que van depositándose en el suelo poco a poco", aseguraba un geólogo a El Confidencial.

Por otra parte, en la erupción efusiva la emisión de lava se produce sin una erupción explosiva significativa. El magma se encuentra en un estado más fluido y emite pocos gases por lo que sale al exterior en forma de roca o lava fundida y se esparce lentamente. A finales de septiembre, el Instituto Volcanológico de Canarias aseguraba que el modo en el que la lava descendía en forma de coladas fluidas y extensas era el indicador de que el volcán había entrado en dicha fase.

A principios de este mes, los expertos que tienen monitorizado el volcán hablaban de que Cumbre Vieja se encuentra en "fase madura" y advertían de que el final no está cerca al abrirse una nueva fisura. La lava del volcán se tornaba más espesa y las coladas seguían el mismo recorrido.

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Como todo volcán, es imprevisible aunque su evolución da a entender a los expertos de que todavía queda erupción para rato. "Los expertos nos piden tranquilidad pero garantías no nos da nadie de lo que pueda suceder", explicaba el alcalde de Fuencaliente, Gregorio Alonso.

Por tanto, la erupción volcánica de La Palma podría prolongarse "varias semanas, si no unos pocos de meses", según explicaba el coordinador del Instituto Vulcanológico de Canarias, Nemesio Pérez.

La duración de la erupción dependerá, según indicaba Pérez en una entrevista, de la cantidad de magma que se ha acumulado en "reservorio" del volcán. Sin embargo, la elevación del terreno en las inmediaciones del centro eruptivo en Cumbre Vieja, de 10 centímetros en las últimas 24 horas, y las altas tasas de emisión de dióxido de azufre -40.800 toneladas según la última medición- presagian que hay volcán para rato en La Palma.