Se va acercando el final del caso de la desaparición de Madeleine McCann. Una niña de apenas tres años de la que se perdió el rastro en la región del Algarve mientras disfrutaba de unas vacaciones en Portugal con sus dos hermanos y sus padres. 15 años y un día después, tiene lugar la aparición de nuevas nuevas pruebas en el caso, que podrían exclarecer la investigación en un momento donde arreciaban las críticas sobre la investigación y la labor de las autoridades en el país luso.

Como sucedió todo

Madeleine fue vista por última vez el 3 de mayo de 2007, en el apartamento alquilado por su familia en un complejo turístico de Praia da Luz, en el Algarve luso. Los padres se marcharon a cenar, a cincuenta metros del complejo donde dejaron durmiendo a la niña y a sus dos hermanos. Se fueron turnando cada 20 minutos para comprobar que todo iba bien. Y en una de esas ocasiones sucedió la tragedia. La madre descubrió que Madeleine había desaparecido.

Desde entonces, surgieron multitud de informaciones, se realizó una búsqueda infructuosa y se tuvieron en cuenta varios sospechosos, llegando estar en la lista los propios padres de la pequeña, Kate y Gerry, sin dar con un sospechoso final y acabar con una investigación que parece que llega a su cierre.

Este miércoles los investigadores al frente del caso han confirmado la aparición de unas pruebas en la caravana de Christian Brueckner, principal sospechoso del caso. Unas pruebas descritas no como "no forenses", sino como "evidencias físicas" que permiten asegurar a Hans-Christian Wolters, investigador al frente del caso, que Bruckner es el asesino de Madeleine McCann. Se trata de unas fibras del pijama rosa que llevaba en aquel momento la niña. Una pista bastante concluyente para un caso que lleva más de una década sin resolverse.

Esta revelación ha tenido lugar en una entrevista realizada en la cadena portugesa CMTV este martes. En ella ha confirmado, e incluso "asegurado", que Brueckner "es el aseisno de Madeleine McCann".

Quien es el sospechoso

El ciudadano alemán fue considerado sospechoso el 22 de abril de este año. La fiscalía de Portugal informó que las autoridades alemanas habían actuado en respuesta a su requerimiento. Ya en 2020, la policía alemana informó que investigaba a un hombre conocido como Christian B., acorde al caso que parece que está finalizando aún sin conocer el paradero del cuerpo de la niña. En Portugal le declararon 'arguido', lo que en España sería investigado o imputado, cuando apenas faltaban unos días para la prescripción de delitos de asesinato.

Su retrato robot es el de un hombre de 43 años, con un largo historial criminal, inlcuyendo agresiones sexuales y pederastia. El diario alemán 'Der Spiegel' le describe como un psicópata carismático y un narcisista manipulador. Su primera condena data de 1994 por abusar de un menor.

En estos momentos, el acusado cumple condena, a la espera de recibir otra por un caso de violación a una estadounidense de 72 años. En el mismo país, Portugal, y dos años antes de la desaparición de la menor.

Una investigación que se convirtió rápidamente en un caso mediático y que según el criminólogo Hugo Pinto Fangueiro, "fue un fracaso desde el principio" por, entre otras razones, una "descordinación" entre las autoridades portuguesas y británicas que trabajaron en él.