El PP celebra este fin de semana una convención treinta años después de la refundación del partido impulsada por Manuel Fraga. Pablo Casado, elegido hace seis meses como líder de la formación, ha enviado una carta y una declaración política a sus militantes, documentos que quieren servir de referencia para las próximas horas. Casado se presenta como un político que quiere recuperar principios y valores, y asegura que su referencia es el liberalismo conservador. El subrayado en la libertad, está afortunadamente acompañado de referencias a la igualdad. España ha salido de la crisis con más diferencias y, a menudo, el ascensor social no funciona del mismo modo que funcionaba hace diez años.

La declaración del PP de Casado hace bien en defender una “España autonómica y autonomista”, distinguiéndose de las opciones rupturistas, pero también de aquellos que apuestan por una recentralización que se olvida del valor de la subsidiariedad vertical. Los pasajes más interesantes son aquellos en los que denuncia la polarización, apuesta por la concordia y por fomentar experiencias compartidas entre los españoles. Es también positivo que este PP diga que quiere fomentar una política de abajo arriba, aunque después de los casos de corrupción que ha protagonizado habría sido conveniente que hubiera sido más explícito con la regeneración democrática. El PP, que critica la polarización, debe distanciarse claramente de la demonización de los inmigrantes y de la búsqueda de chivos expiatorios.