Con la apertura de la Puerta Santa comienza hoy el Año Santo Guadalupense, que finalizará el 8 de septiembre de 2021 y que coincide con el 25 aniversario de la declaración del monasterio extremeño como Patrimonio de la Humanidad. Con este motivo, el arzobispo de Toledo y los obispos de las diócesis extremeñas han publicado una Carta Pastoral conjunta bajo el título “Guadalupe: Hogar de María, casa de sanación”. El primer epígrafe está dedicado a Guadalupe y a la historia y tradición de este santuario mariano. A continuación los obispos hablan de Guadalupe como un lugar de sanación, dedican a las víctimas de la pandemia un lugar privilegiado, hacen una invitación muy especial a la vida consagrada y se dirigen luego a los peregrinos para que participen en las actividades que se van a organizar durante todo el año. Bajo el impacto y el sufrimiento que nos deja la pandemia, el Año Santo es un tiempo de gracia especial, un acontecimiento eclesial de primer orden, cargado de ternura y de misericordia.

Guadalupe, como señalan los obispos, bien puede convertirse en una nueva Betania, un centro donde todos podamos acudir a descansar con el Señor y la Virgen, donde escuchar, meditar y orar sosegadamente. Peregrinar a Guadalupe, como hizo san Juan Pablo II en 1982, puede cambiarnos el corazón a través de una conversión profunda, sino que es una ocasión inmejorable para elevar la mirada, para los sueños grandes y para una respuesta generosa cuya meta ni siquiera podemos imaginar