Venezuela se dispone a vivir una pequeña revolución política, tras la decisión de los partidos de la oposición de participar en las elecciones municipales y regionales, previstas el 21 de noviembre próximo. Es la primera vez que la Mesa de Unidad Democrática, que agrupa a los cuatro partidos más importantes de la oposición, decide acudir a unos comicios después de tres años de boicot a todas las elecciones convocadas por el Gobierno de Nicolás Maduro. La decisión es fruto de varias semanas de negociaciones en México, entre representantes del Gobierno y de la oposición, destinadas a restablecer un mínimo de confianza mutua que permitiera la vuelta al juego político de la coalición opositora.

Subsisten las dudas sobre las condiciones y garantías necesarias para acudir a las urnas, como ha reconocido el presidente interino Juan Guaidó, que todavía no ha respaldado explícitamente el acuerdo de la plataforma unitaria. Por su parte, Maduro espera que esto sirva para que se levanten algunas de las sanciones internacionales impuestas a su régimen. En estos comicios se renovarán todos los cargos ejecutivos y legislativos de las 23 entidades federales, así como de los 335 municipios del país. Pero el verdadero empeño de la oposición, además de recuperar espacio político real, es fortalecer su unidad cara a las elecciones legislativas y presidenciales dentro de cuatro años. ¿Una vía para la transición o una nueva trampa de Maduro? Sólo los hechos darán la respuesta.