A pesar de que entramos en otoño de forma oficial el pasado 23 de septiembre, muchas veces tenemos la sensación de que no entramos realmente en esta estación hasta que cambiamos la hora. Este próximo fin de semana tendremos que cambiar una vez más nuestros relojes para adoptar así el horario de invierno.

Concretamente, en la madrugada del 28 al 29 de octubre, a las tres de la mañana serán las dos. En las Islas Canarias el cambio de hora se producirá a las dos de la mañana, momento en el que volverá a ser la una. Pero ya sea en el archipiélago o en la península, disfrutaremos de una hora más de sueño o de fiesta.

Aunque la mayoría de los dispositivos electrónicos hacen el cambio de manera automática, siempre se recomienda estar atentos para hacer posibles cambios manuales y no perderse así ninguna cita, aunque en este caso lo peor que nos podría pasar es llegar una hora antes.

Este ajuste de hora del mes de octubre provocará que amanecerá y anochecerá antes, es decir, los días se nos harán más cortos y las noches más largas. Así, los más pequeños entrarán al colegio ya de día, pero los adultos seguramente salgamos de la oficina ya sin luz solar. Se recuperará la hora perdida a finales de marzo, cuando se adelantaron los relojes.

El ajuste de relojes se realiza en nuestro país de manera ininterrumpida desde 1974 con el pretexto de ahorrar energía y gastar la menor luz posible. Sin embargo, desde el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDAE) creen que es algo poco perceptible. Tampoco existen informes actualizados que permitan asegurar que el cambio de hora lleve asociados ahorros energéticos. Además, añaden que el cambio de hora se aprobó en una época con hábitos de vida distintos a los actuales y que habría que tener en cuenta, por ejemplo, que las jornadas de trabajo han cambiado y que el teletrabajo se ha extendido.

Por otro lado, hay expertos que consideran que la medida puede incluso repercutir de manera negativa en nuestra salud, sobre todo, en aquellas personas con unas rutinas muy marcadas. Podemos llegar a sufrir de insomnio, falta de concentración, irritabilidad o bajo estado de ánimo y cansancio.

En general, se trata de un ajuste que no agrada a la mayoría de españoles. Dos de cada tres preferiría acabar con el cambio, según recogió el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en abril de 2023, mientras que el 22% lo mantendría como hasta ahora. Una cifra que coincide con una encuesta promovida por la Comisión Europea en 2018 y realizada a más de 4,6 millones de personas de distintos países europeos, en la que el 84% de los participantes mostraron su voluntad de dejar de cambiar los relojes.

La Comisión Europea lleva desde entonces intentando acabar con el cambio horario. En ese momento cedió a los diferentes países europeos la potestad de elegir entre el horario de verano o el de invierno, pero los estados solicitaron más tiempo para analizar y valorar cuál de las dos opciones les interesaba más. Sin embargo, debido a la pandemia y a la falta de decisión, se retrasó la eliminación de esta practica, que sigue en vigor a día de hoy y sin una fecha final fijada de manera oficial a nivel comunitario. En España, según se recoge en el Boletín Oficial del Estado,están ya previstas las fechas en marzo y en octubre hasta 2026, es decir, que este sería el último año en el que adelantaremos y atrasaremos los relojes. No obstante, aún no se ha aclarado por cuál de los dos horarios optará nuestro país.

¿Nos quedamos con el horario de invierno o con el de verano?

En cuanto a la población española, según la encuesta del CIS, el 66% es partidaria de quedarse con el llamado horario de verano, cuando se hace de día y de noche más tarde, mientras que un 24% de los encuestados se quedaría definitivamente con el de invierno. Este último sería el más equilibrado, teniendo en cuenta nuestro bienestar. Así lo explicaba María Ángeles, directora del Laboratorio de Cronobiología, en La Tarde. Puedes escuchar la entrevista en el siguiente audio.