Un total de nueve orejas y un rabo se cortaron este domingo en la corrida cien por cien toledana de Villañas (Toledo), en la que Eugenio de Mora, que reverdeció laureles, Gómez del Pilar, que fue quien marcó la diferencia, y Raúl Rivera, que cortó el único rabo, salieron a hombros.

Eugenio de Mora anduvo muy templado ante un toro, el primero, que tuvo nobleza y un buen pitón derecho, lo que aprovechó el experimentado espada de Mora para llevarlo siempre muy empapado en las telas, a la velocidad y altura precisa, con suma limpieza y gustándose por momentos. La falta de contundencia con el acero dejó el premio en singular.

Y otra vez volvió a exhibir su oficio y su temple para torear muy despacio al cuarto, otro toro franco y manejable, aunque acabó también pidiendo la hora al verse tan sometido por Eugenio, que le ligó muy bien los muletazos sobre todo por el derecho, por donde hubo más reunión y rotundidad. Dos orejas para rematar una gran tarde.

Gómez del Pilar ofreció una gran dimensión, de torero muy hecho y que anda en un momento sensacional, ante un primero de su lote que derribó en varas y que se movió siempre con el freno echado.

Había que alargar sus embestidas, como así lo hizo con notable suficiencia Del Pilar, muy seguro y muy asentado de principio a fin para poner firma a una importante actuación en la que estuvo simplemente perfecto con un toro que acabó entregándose también. Cortó dos orejas de ley.

El quinto fue el garbanzo negro del envío, un astado que tendió a protestar con brusquedad los engaños, sin acabar de pasar, pero con el que, así y todo, se vio a un Gómez del Pilar muy sereno para llevar a cabo una faena para aficionados, de mucha suavidad y capacidad para resolver. Logró un trofeo más.

Raúl Rivera anduvo más en bullidor, con un toreo más comunicativo con los tendidos, que disfrutaron con un variado tercio de banderillas y una faena de muleta en la que hubo de todo, pero en la que no se acabó de templar con un toro de franca condición.

Sin embargo, puso a la parroquia en efervescencia con su entrega total -eso es incuestionable- y con los martinetes, molinetes, rodillazos y desplantes de fin de obra. Paseó los máximos trofeos tras una efectiva estocada.

Y nuevamente su disposición sin límites presidió la faena al sexto, que le arrancó el chaleco en un tercer par de banderillas de mucho riesgo, y al que cuajó después una faena acelerada y, por momentos, embarullada, pero en la que no se dejó nada el torero de Yeles, que quiso mucho ante un toro que no admitía dudas. Sumó un apéndice más en su esportón.

FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros de Alcurrucén, tercero, cuarto y quinto con el hierro de El Cortijillo, cinqueños cinco de los seis, bien presentados, nobles y de buen juego en distintos grados. El único que desentonó fue el desclasado y áspero quinto.

Eugenio de Mora (malva y oro): casi entera caída y dos descabellos (oreja); estocada ligeramente desprendida (dos orejas).

Gómez del Pilar (verde y oro): estocada y descabello (dos orejas); pinchazo, y media muy baja y tendida (oreja).

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Raúl Rivera (burdeos y oro): casi entera tendida y muy trasera (dos orejas y rabo); dos pinchazos y estocada (oreja).

La plaza registró alrededor de media entrada en los tendidos.