El Miércoles Santo en Córdoba se convirtió en un día de desafíos y reflexión mientras las ocho cofradías programadas para desfilar se enfrentaban a una dura realidad impuesta por las condiciones climáticas desfavorables. Desde temprano, la lluvia persistente y los fuertes vientos generaron incertidumbre sobre la viabilidad de las procesiones, sumiendo a la ciudad en un ambiente cargado de tensión y expectativas.

A medida que avanzaba el día, las hermandades se vieron obligadas a tomar decisiones difíciles en medio de la inclemencia del tiempo. La Hermandad de la Piedad, con su larga ruta hasta la Catedral, optó por suspender su estación de penitencia, demostrando su prioridad por la seguridad de su patrimonio y el bienestar de sus miembros y devotos. En un gesto de unidad y solidaridad, la comunidad se reunió en la Parroquia de San Antonio María Claret para celebrar un acto íntimo y compartir su fe en un ambiente de recogimiento.

De manera similar, la Hermandad del Calvario y la Hermandad del Perdón también tomaron la difícil decisión de suspender sus procesiones, reconociendo la realidad imposible de desafiar la fuerza de la naturaleza. A pesar de la decepción, los fieles se congregaron en las iglesias para honrar a los titulares de las cofradías y compartir momentos de reflexión y devoción.

En la Plaza de Capuchinos, el centro neurálgico de la Semana Santa cordobesa, la espera se prolongó mientras la Hermandad de la Paz deliberaba sobre el destino de su procesión. Finalmente, la decisión de no desfilar fue anunciada, sumando otra suspensión a la lista de hermandades afectadas por las condiciones climáticas adversas.

La misma decepción que se experimentó en las demás iglesias se hizo presente en la basílica menor de San Pedro cuando la Hermandad de la Misericordia se vio obligada a suspender su estación de penitencia a la Catedral. Como en el caso de otras hermandades, los fieles tuvieron la oportunidad de contemplar a los titulares de la cofradía en el interior del templo, donde se vivieron momentos de profunda emoción, destacando la saeta interpretada por Álvaro Vizcaíno en honor a la Virgen de las Lágrimas.

Toda la atención se centraba en conocer la decisión de la Hermandad de Pasión, la última en realizar su estación de penitencia, que finalmente también optó por suspender su salida. La noticia se difundió entre capataces, cuadrillas y el cortejo de nazarenos, que ya se habían congregado entre los blancos muros del barrio de San Basilio. La cofradía decidió permanecer en su sede junto a sus venerados titulares, Nuestro Padre Jesús de la Pasión, María Santísima del Amor y San Juan Evangelista.

A pesar de las cancelaciones y las calles desiertas, el espíritu de la Semana Santa se mantuvo vivo en cada rincón de la ciudad. En las iglesias y cocherones, los fieles se reunieron para admirar los pasos exquisitamente decorados y compartir momentos de oración y contemplación. El Miércoles Santo en Córdoba fue un recordatorio poderoso de la fuerza de la fe y la devoción en tiempos de adversidad.

Aunque las procesiones no pudieron llevarse a cabo como se esperaba, el compromiso de las hermandades y la comunidad con sus tradiciones y creencias permaneció inquebrantable, demostrando que, incluso en los momentos más oscuros, la luz de la esperanza y la unidad sigue brillando en el corazón de la ciudad.

TRASLADO DE LOS TITULARES DEL AMOR Y LA VERA CRUZ

Durante la jornada del Miércoles Santo, la junta de gobierno de la Hermandad del Amor anunció a través de un comunicado oficial que el retorno de los titulares de la cofradía desde la Catedral hasta su sede en la parroquia de Jesús Divino Obrero se llevará a cabo el próximo Domingo de Resurrección, 31 de marzo, a las 19:00 horas.

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Tras su salida del primer templo de la diócesis, la procesión de la Hermandad del Amor, acompañada por sus tres pasos, seguirá su recorrido por las emblemáticas calles de la ciudad. Pasará por la Puerta del Perdón, Torrijos, plaza del Triunfo, Puente Romano, plaza de Santa Teresa, Rosario, Beato Henares y pasaje Cristo del Amor, antes de llegar a su destino final en la parroquia. Se estima que la entrada en el templo se producirá alrededor de las 21:00 horas, culminando así un día lleno de devoción y tradición en la Semana Santa cordobesa.