Tres días para Domingo de Ramos. Una semana para Jueves Santo. Objetivo: Semana Santa. Periodo de procesiones, de manifestaciones religiosas, culturales... Periodo de gran actividad para el sector hostelero y turístico. Periodo de afluencia masiva de visitantes. Quizá el más señero del año. Y, por tanto, periodo sensible para la movilidad. Días que ponen a prueba la capacidad de la ciudad para resistir ese esfuerzo. Desde el Ayuntamiento se esboza ya el dispositivo.

Se recupera la idea, que ya estuvo pensado para el puente de diciembre y la meteorología terminó por impedir, del parking disuasorio situado en el terreno que se ubica entre las carreteras de La Granja y Palazuelos, junto a la ciudad deportiva de La Albuera y frente a las oficinas de Urbanismo. 250 plazas en esa explanada, que se suman a las 150 del espacio asfaltado junto al acceso a la ciudad deportiva y al centro deportivo Carlos Melero. Y al emplearse ese aparcamiento disuasorio se recupera igualmente la idea de un microbús lanzadera para conectar ese punto con el centro de la ciudad, como ha indicado el alcalde, José Mazarías. Casi 1.050 euros va a costar ese servicio extraordinario del transporte urbano.

Mazarías ha explicado también que se van a instalar señales informativas de la existencia de ese parking disuasorio y de los aparcamientos subterráneos públicos de José Zorrilla y Ezequiel González. Se reedita el acuerdo con la Junta de Castilla y León para que también se informe de la posibilidad de estacionar en el parking del Hospital General. Señales que se van a instalar en puntos como la rotonda del Pastor, la glorieta de Santo Tomás o de la los depósitos, por ejemplo, sin perjuicio del fomento también de la posibilidad de uso de los aparcamientos subterráneos privados de Padre Claret, la avenida del Acueducto y Catedral-Oblatas. Todo con el objetivo, dice el alcalde, de "evitar tener visitantes dando vueltas por la ciudad".

Y hablando de señales, Mazarías ha aludido también a las que advierten del acceso al recinto amurallado, como la que se ha colocado en la plaza de la Artillería y que se encuentran los vehículos que se dirigen a la calle San Juan. Dice el regidor que es una especie de anticipo de la Zona de Bajas Emisiones y que se dirige, especialmente, a los madrileños. Y si, pese a todo, se producen situaciones de colapso circulatorio en la ciudad durante los días centrales de la Semana Santa, está listo el protocolo que maneja Policía Local en estos casos, que supone restricciones partiendo de un esquema de anillos concéntricos.

Parcelas junto a Segovia-Guiomar

Pero si se va a usar un parking disuasorio junto a la ciudad deportiva, no parece que vayan a estar listas ya para estacionar en Semana Santa las parcelas junto a la estación de alta velocidad ferroviaria Segovia-Guiomar. El alcalde ha afirmado que este mismo jueves se firmarían los acuerdos con los dueños de las parcelas con los que ha sido más fácil pactar. Pero para que entren las máquinas a acondicionar esos terrenos, deben poder hacerlo en todo el espacio, dado el “tetris” que hay, según ha referido textualmente Mazarías.

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Abonos para las gradas de la Plaza Mayor

Además, de cara a Semana Santa, parece que no marcha como se esperaba la venta de los abonos para ocupar los graderíos en la Plaza Mayor. De momento, solo se ha levantado la tribuna más cercana a la Casa Consistorial y no la del lado opuesto. Según el alcalde, porque “no sería de sentido común instalar 300 plazas si 200 estarán libres”. Curiosa explicación de Mazarías, apuntando que “no se ven obligados” a ello.

Queda exactamente una semana para Jueves Santo y tres días para la primera de las procesiones que se puede ver desde esa tribuna si se adquiere el abono... El caso es que, tirando de un argumento más, el alcalde argumenta que la adquisición tiene un fin social, de apoyo a Frater -a quien se destina la recaudación- y que, a mayores, sustentar la iniciativa "ayudará" a una eventual declaración de la Semana Santa segoviana como de interés turístico internacional.

Otro de los detalles desvelados este jueves es que, si finalmente solo se levanta una de las tribunas, las personas con movilidad reducida se ubicarán, a ras de suelo, entre ese graderío y las vallas que delimiten el recorrido y que irán revestidas con una tela azul oscuro con el escudo municipal sobreimpreso en dorado.