A saber qué se le pasó por la cabeza. A lo mejor, simplemente, no era consciente de su estado. O quizás era por su estado por lo que no era consciente. De todas formas, el resultado ha sido el mismo.

Un conductor tendrá que pagar una multa de 720 euros y arreglarse un año entero sin carné después de parar voluntariamente en un control de alcoholemia en la ciudad de Lugoy casi triplicar la tasa permitida al ser sometido a la correspondiente prueba por los agentes.

Era verano, de madrugada. El conductor, que acaba de conocer ahora la sanción, se encontró en las inmediaciones de la Rolda da República Arxentina con uno de los controles preventivos de carretera que monta normalmente la Policía Local de Lugo. Los agentes no le mandaron parar, pero él estacionó su coche detras de un vehículo patrulla.

Al bajar la ventanilla para hablar con los agentes, se puso en evidencia. Los policías se percataron de inmediato de que presentaba síntomas evidentes de haber consumido bebidas alcohólicas.

Casi triplicó la tasa de alcohol

Entonces, además de hablar con él, los policías lo sometieron al correspondiente control de alcoholemia, en el que los resultados arrojaron una tasa positiva de 0,70 miligramos de alcohol por litro de aire espirado, prácticamente tres veces más de lo permitido por la ley.

Al final, su parada voluntaria le supuso una sanción económica y la prohibición de conducir vehículos a motor durante un año, según ha avanzado el diario El Progreso.