Puede parecer que no, pero todos los seres humanos, en algún punto de nuestra vida, sufrimos estrés. Seguramente tú, cuando te pasa por cualquier situación, acabes identificándolo y sepas perfectamente cómo se presenta y por qué. Pero, ¿qué pasa cuando el estrés lo tiene un niño? ¿Qué podemos hacer para combatirlo?

Es lo que le preguntamos a Marian Rojas, nuestra psiquiatra de cabecera, nos sienta en su diván para explicarnos cómo se presenta en los niños y cómo podemos enfrentarlo. "A veces tendemos a sobrediagnosticar, pero, si hay algo que creo que es importante, es cuidar a los niños y la juventud. Saber que hay cosas psicológicas que pueden suceder. Sí existe el estrés de los niños, no es una invención” empezaba diciendo.

“El estrés puede afectar a cualquier persona a lo largo de su vida. Hay estudios de estrés en bebés: un niño que llora sin parar o que tiene hambre y que no es atendido… El estrés, tanto agudo de forma traumática o pequeño, tiene una influencia bioquímica en el cerebro desde que nace” decía.

Los siete síntomas del estrés infantil

“Todo su sistema de regulación del estrés, en ese momento, es muy vulnerable. Sabemos ahora que un niño que sufre un trauma (se incendia su casa, sufre abusos o abandono, violencia intrafamiliar…), los mecanismos de regulación del estrés quedan dañados hasta la edad adulta” explicaba Marian Rojas.

Por eso, le preguntamos por cuáles son aquellos síntomas que se presentan en los niños con estrés y cómo identificarlo, y aquí puedes escucharlo:

"Duerme mal, le cambia el apetito, cambia el rendimiento escolar, cambio en la actividad física (sin ganas de jugar), cansancio, irritabilidad, problemas de socialización con sus amigos…" resumía Marian Rojas.

Eso sí, acerca de las causas que provocan este tres, también se moja. “Pueden ser muchas. Puede estar viviendo una situación de tensión en su micromundo, puede que se sienta solo, que nota que sus amigos no le quieren, porque algo está pasando en casa. Los niños lo captan todo. Su sensibilidad es muy grande. Su estado de tensión no lo va a saber verbalizar” explicaba.

“A veces a través de dibujos, cuentos, legos, muñecos, ir entendiendo qué sucede en el corazoncito, mente y mundo emocional de ese pequeño para que se sientan vulnerables”.

El ejercicio para combatir ese estrés

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Si bien ese estrés lo puede desatar situaciones como la mudanza, la llegada de un nuevo miembro en la famila, enfermedades de alguien cercano, Marian Rojas cree que hay que intentar neutralizarlo.

¿Cómo? Pues "indagando un poco con mucha delicadeza. Cuando vemos que los cambios que hemos notado persiste y no evoluciona como solía, recomiendo empezar con el pediatra. Ver si hay algo de salud, que hace que puedan estar más tristones o irritables. Ir preguntando con mucha delicadeza. Hablar con los profesores, observar la dinámica en casa. Y preguntar a especialistas”.

Y, ¿qué podemos hacer para que ese niño vaya recuperando la sonrisa? “Los niños se fijan en cómo los mayores actuamos ante las propias frustraciones. Somos un espejo de su mente”. Eso, como primer ejercicio según la psiquiatra.

“El cerebro de un niño está madurando. La amígdala cerebral (que es el centro de gestión de emociones) a veces toma el control del cerebro y, por ejemplo, tiene esa rabieta” sentenciaba.

Por eso, lo tiene claro, uno de los pilares para que el niño vuelva a estar bien, es la educación que le demos en casa. “La ecuación es al niño darle mucho cariño con límites muy claros. “A veces pensamos que los niños son adultos en chiquitín, pero no es así” sentenciaba la psiquiatra en Fin de Semana.