Desde niño supo a qué se quería dedicar, ya con nueve años hacía crónicas de los partidos de fútbol de sus amigos. Es en este momento cuando nace el nombre del programa que presentaría años después. Cuando alguien preguntaba por el resultado del partido, la pandilla le decía que se dirigiese a 'El Larguero', el que largaba, o narraba.

Sin embargo, su pasión era el periodismo escrito: “yo quería ser periodista, pero periodista de escribir”. Nunca pensó que tuviese el don de la palabra ni la seguridad en uno mismo que se necesita en la radio: “Cuando hablas es el cerebro, pero cuando escribes es el corazón”.

De la Morena introdujo un estilo ameno y jovial frente al estilo narrativo del entonces líder indiscutible José María García. Pensar en los oyentes fue su inspiración: “Yo pensaba que por la noche la gente se acuesta cansada y llena de problemas, y yo quería hacer algo agradable”.

A pesar de su larga trayectoria radiofónica, afirma que “todas las entrevistas le producen nerviosismo” y que cada vez es más difícil entrevistar a los presidentes de los equipos porque “ahora todos quieren ser Florentino”. Este distanciamento con los medios hace que la calidad de las entrevistas disminuya inevitablemente: “ahora haces una entrevista y es como sacarte una muela sin anestesia, sabes que no vas a conseguir nada”.

En su visita a 'Herrera en COPE' nos ha dejado un consejo para los que quieren seguir su camino: “A mí lo que me sirvió fue aguantar mucho, cuando estás harto de echar horas, sin oportunidades, aguantar un poco más”.