En 'La Noche de Adolfo Arjona' nos trasladamos a un punto muy concreto de la Ruta de la Seda, en China. En la ciudad de Xi'an viven más de tres millones doscientos mil habitantes... y miles de soldados hechos de terracota.

Los Guerreros de Terracota (también conocidos como los Guerreros de Xi'an) son una colección de más de 8.000 estatuas realizadas entre los años 246 y 209 a.C., en tiempos del primer emperador de China, Qin Shi Huang, a quien se atribuye haber unificado por primera vez el país.

EL MAUSOLEO DEL EMPERADOR

Estas figuras de terracota conforman un mausoleo, un ejército que protegería para siempre al emperador tras su muerte. Su construcción comenzó poco después de la llegada al poder del emperador y se terminó de construir un año después de su fallecimiento. A lo largo de esos casi cuarenta años, participaron en la construcción más de 700.000 obreros.

Se trata de una construcción que data del siglo III a.C., pero no es hasta el siglo XX cuando ese ejército de terracota sale a la luz. De hecho, según la restauradora y comisaria de la exposición 'Soldados de Terracota' celebrada en 2020 en Salamanca, María José Fernández, no existían “referencias históricas” sobre la existencia y la ubicación de estas esculturas. La experta explica que se sospechaba “que algo tenía que haber”, pero nadie se atrevía a indagar y se consideraba “una leyenda”.

SEQUÍA EN LA ZONA

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En 1974 la zona de China en la que se encuentran estas esculturas vivía una de sus peores sequías en décadas. Para muchos campesinos y agricultores, la única opción para tener agua era buscarla en las profundidades de la tierra cavando pozos. Precisamente, la primera persona en encontrar un guerrero de terracota fue un campesino llamado Yang Zhifa.

Él y sus hermanos estaban cavando un pozo cuando, al llegar a los cinco metros de profundidad, la pala chocó “con una especie de cántaro invertido”. “Suspendiron la excacación” y comenzaron a cavar con las manos hasta que descubrieron “la cabeza de uno de los soldados”. En ese momento se quedadon “aterrorizados, porque existía la leyenda de que podía traer muchísima mala suerte porque [aquellos vestigios] procedían de un tiempo maldito en China”.

El descubrimiento llegó a oídos de un “arqueólogo autodidacta” que trabajaba en el Museo de Lintong y que descubrió otros dos guerreros, pero no lo comunicaron a las autoridades por “miedo” a que les “robaran” aquellos vestigios de las épocas imperiales, como explica Fernández.

“Pero un periodista se enteró de que estaba trabajando en la reconstrucción de los guerreros” y por aquel “chivatazo”, el descubrimiento llegó a oídos de las autoridades que, a diferencia de lo que creía el arqueólogo que iba a pasar, “pusieron a su servicio todos los medios del Partido Comunista”.

GUERREROS EN FORMACIÓN

El yacimiento de los Guerreros de Terracota es el mausoleo del primer emperador de China, quien ordenó colocar miles de guerreros en formación de batalla para defenderlo cuando muriera (rodeando su tumba). Hay 8.000 guerreros divididos en tres fosas y cada uno de ellos mide entre 1'70 y 1'80 metros. Todos tienen rasgos diferentes y están situados en formación militar. “Todavía queda mucho por desenterrar”, aclara la restauradora a Adolfo Arjona, entre otras cosas, “la tumba donde está el emperador”.

Hace menos de 50 años que los Guerreros de Terracota fueron descubiertos, después de más de dos mil años ocultos bajo la tierra y la vegetación. Está considerado uno de los descubrimientos arqueológicos más importantes del siglo XX.