¿Te has preguntado alguna vez cómo se verá el mundo dentro de un siglo? ¿Seguirá siendo reconocible o se transformará en algo completamente distinto?

Imagina esto: ciudades enteras desapareciendo bajo las aguas en las próximas décadas. No estamos hablando de pequeñas islas, sino de metrópolis como Venecia, Ciudad de México o Nueva Orleans. ¿La razón? El suelo sobre el que se asientan estas ciudades se está hundiendo gradualmente, a un ritmo que podría significar varios metros en el transcurso de un siglo.

Lo alarmante es que este fenómeno no se limita a las zonas costeras. China, el segundo país más poblado del mundo, está experimentando un hundimiento significativo en sus grandes ciudades. Jorge Alcalde, divulgador científico de COPE, explica en el programa de 'La Tarde' que más allá de la geología, el exceso de extracción de aguas subterráneas, la construcción de rascacielos y el tráfico constante contribuyen a la inestabilidad del suelo, provocando que literalmente se trague todo a su paso.

Entonces, ¿cómo se verá el mapa mundial en el siglo XXII? Alcalde explica que va a ser muy diferente, sobre todo para aquellas ciudades que se están hundiendo a mayor velocidad: “Como Ciudad de México, que ha llegado a registrar hundimientos de 48 milímetros, 4 centímetros y medio”.

La ciudad española que se hunde

Pero no hace falta irnos muy lejos. En España, también podríamos vivir algo similar. Según Alcalde, “Lorca, en Murcia, ha llegado a registrar, en algunas ocasiones, hundimientos de 10 milímetros, incluso superiores”. Asegura que “a la larga, pueden acumular centímetros y centímetros de descompensación del terreno. Sin embargo, esto no quiere decir que se vayan a hundir y vayan a desaparecer. Pero sí que se generan quebrantamientos de terreno, algunos edificios que pueden perder sustentación y, por tanto, estar en peligrode que se derrumben en el futuro".

¿Somos los humanos responsables?

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Aquí surgen dos fenómenos muy importantes. El primero es que la urbanización es el exceso de crecimiento de las ciudades hacia arriba. “Son más altas que anchas, no llega tanto, pero empiezan a crecer a una velocidad mayor hacia arriba que hacia los lados. Y eso genera, evidentemente, descompensaciones del peso que puede producir fallos de sustentación”, explica el divulgador. Además, añade que "el fenómeno más importante es que los humanos somos culpables es la extracción del agua de los acuíferos".

El exceso de explotación de los acuíferos hace que el agua sea sustituida por terreno. El suelo tiende a compensarse, a conquistar la zona que antes pertenecía al agua. Por tanto, estos movimientos hacen que sea menos compacta la tierra bajo nuestros pies y poco a poco vaya hundiéndose.

En el caso de Lorca, hace unos años se demostró que cuando se dejó de explotar los acuíferos a un determinado nivel, el suelo volvió a su lugar y creció de nuevo ese pequeño hundimiento. “No es algo irreversible, es un fenómeno que podemos controlar si explotamos correctamente el agua que hay en el subsuelo de la tierra”, resalta Alcalde.