El confinamiento, una experiencia que a nadie le gustaría volver a vivir. La mayoría de las personas lo han pasado encerradas en sus casas o pisos pero, ¿te imaginas haber pasado el confinamiento sintiendo la brisa marina en la cara, viendo amaneceres y atardeceres de película o delfines casi rozar tu mano?

Estábamos sin conexión a internet durante el viaje, cuando empezamos señal nos llegó la información de la situación de la pandemia. Conseguimos atracar en Usuhaia y esa misma tarde cerraron el puerto

Así ha sido la cuarentena a bordo del BARK Europa, un velero de 56 metros de eslora (longitud de una embarcación desde la proa hasta la popa), 3 mástiles y 30 velas que surca los 7 mares sin descanso. El velero acoge rutas hacia la Antártida, un barco de pasaje turístico al que el coronavirus hizo echar el ancla en Usuhaia, Argentina, donde desembarcaron los turistas que habían decidido emprender el viaje hacia el continente helado.

A bordo de este barco de película, en febrero inició su viaje María Intxaustegi, arqueóloga subacuática, historiadora naval y guía de expedición. Sin duda una amante del mar, le faltan las escamas en la piel. Para ella la pandemia significó izar las velas y recorrer el mundo surcando los mares. María cuenta alguna anécdota: "para el cocinero fue una auténtico reto emplear las técnicas de conservación de los alimentos. Consiguió que las manzanas aguantaran hasta el final del viaje"

El confinamiento ha sido para la tripulación del barco, un viaje de 5 meses en los que pudieron calcular las rutas y orientarse con documentos del siglo XIX.

Muchas veces tenemos miedo de lo antiguo, pero realmente no se cruzaron el mundo sin saber nada. Sabían muchísimo

Una aventurá que jamás olvidarán.