Rosa Vallori es una veterinaria de Palma de Mallorca que, tras recibir el mordisco de un gato que estaba tratando en la clínica, acabó descubriendo que tenía una enfermedad grave, algo que se ha encargado de explicar en La Tarde tanto ella como el microbiólogo del CSIC, José Luis Martínez. Y es que la propia Rosa explica a Pilar Cisneros que terminó entrando en quirófano cuando los médicos descubrieron que el mordisco, en realidad, era mucho más.

Todo empieza por el mordisco de un gato al que estaba atendiendo en la consulta. Era domingo de Pascua, festivo. “Me tomé el antibiótico que me había recetado ya el médico por un mordisco anterior. Al día siguiente la infección fue a más, siendo todavía fiesta en Mallorca. Fui al hospital porque ya afectaba a toda la mano y decidieron allí cambiarme el antibiótico e ingresarme”, explica Rosa en COPE este martes.

Una veterinaria descubre una enfermedad a través del mordisco de un gato

Al día siguiente la infección de Rosa seguía e iba evolucionando. “Entré en quirófano para ponerme drenajes en la mano, al día siguiente la infección seguía subiendo por el brazo, más drenaje y, al cuarto día, seguía subiendo”, relata en La Tarde. Y es que llegaron a probar tres cócteles de antibióticos, pero no funcionó ninguno. “Los que llaman de primera lección para el caso en concreto y, al ver que no funcionan, van aumentando el espectro”, aclara.

Así, tras varios días en el hospital sin saber qué le ocurría a Rosa, terminaron por percatarse de que, en realidad, era inmune a los antibióticos. “Después del cultivo llega el resultado y ponen uno específico, la infección se para y va remitiendo”, explica a Pilar en COPE. “Ahora queda alguna secuela en la mano derecha pero que no le impide hacer una vida normal”.

El peligro de las bacterias inmunes: algunas pueden ser letales

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“El caso de Rosa es un ejemplo muy evidentemente de un problema que tenemos ahora”, explicaba también en La Tarde José Luis Martínez, microbiólogo e investigador del Centro Nacional de Biotecnología del CSIC. Y es que, apunta, la culpa de esa inmunidad no es precisamente de quien toma los antibióticos, sino que puede ser sencillamente la bacteria.

“Habitualmente se habla de que la resistencia a los antibióticos es resultado de abusar de ellos, pero aunque los utilicemos bien la resistencia siempre va a mermar. En el caso de Rosa la bacteria que adquirió tenía resistencia al menos a tres antibióticos distintos, lo que significa que en el gato ya estaba y la resistencia venía de otro sitio, porque al final que es algo que viaja”, comenta.

Así las cosas, no es que Rosa a lo largo de su vida haya abusado de los antibióticosy le haya provocado la resistencia, sino que las bacterias lo hacen y pueden afectarnos a todos. “Hay dos tipos de enfermedades en humanos: las individuales como el cáncer que no se transmite al de al lado. Pero en cualquier tipo de infección lo que le pasa a uno afecta a los demás. Si una bacteria se hace resistente a los antibióticos eso afecta a todos”, concluye.

Además, Martínez avisa de que en algunos casos puede ser letal: “El cuerpo humano tiene 10 veces más células bacterianas que células individuales en intestino, piel o boca y, cuando nos tratamos con antibióticos se hacen resistentes, normalmente no infectan pero en pacientes debilitados pueden provocar infecciones que te pueden matar”.