El acusado del incendio de la catedral de Nantes en 2020 reconoce los hechos: "Acudí a rezar..."

Emmanuel Abayisenga, ruandés de 42 años, está en un penitenciario psiquiátrico desde que asesinó al religioso que le acogió tras el incendio. Este miércoles ha comenzado el juicio

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Emmanuel Abayisenga, ruandés de 42 años acusado de haber provocado el incendio que destruyó parcialmente la catedral de Nantes el 18 de julio de 2020, reconoció los hechos este miércoles ante el tribunal de esa ciudad francesa, en la primera jornada del juicio. Abayisenga, que está en un penitenciario psiquiátrico desde que asesinó, presuntamente, al religioso que le acogió tras ese incendio, respondió de forma afirmativa cuando el presidente del tribunal le preguntó si reconocía ser el autor del incendio.

"Acudí a rezar para encontrar la paz. Recordé la agresión que sufrí en 2018 y perdí el control. Todo se removió en mi cabeza", contó el ruandés, que desde hacía meses se había ganado la confianza del cabildo para hacer algunas labores en la catedral, tras haber actuado como voluntario para asociaciones caritativas.

Abayisenga, que puede ser condenado a 10 años de cárcel y 150.000 euros de multa, explicó que colocó sillas de madera bajo el órgano de la catedral y, sobre ellas, unas velas para quemar en un primer lugar ese instrumento, antes de ir a por el segundo y a por el sistema de sonorización.

En un francés aproximado, que combinó con una lengua ruandesa con ayuda de un traductor con una voz apenas audible, el acusado aseguró haber quedado muy afectado por la violenta agresión sufrida a finales de 2018, cuando retrasó el cierre de la catedral por culpa de un problema con los órganos.

El día del incendio, según dijo en el juicio, su intención era solo acabar con el sistema de sonorización y no provocar más daños en el templo del siglo XV, que perdió su órgano de 2.400 tubos, de 1672, además de un cuadro de Hippolyte Flandrin.

El plomo fundido contaminó todo el templo y obligó a cerrarlo, al menos hasta finales de 2024, y a lanzar una gran campaña de restauración que ha costado ya 24 millones de euros. Abayisenga aseguró que una vez que vio que las llamas se propagaban se asustó y huyó. El fiscal trató de desacreditar la tesis de la enajenación transitoria y sus recuerdos "selectivos", a lo que el acusado replicó: "Nunca he estado loco, no estoy loco".

Emmanuel Abayisenga llegó a Francia en 2012

Abayisenga había llegado a Francia de forma irregular en 2012. En el año 2016 acudió a Roma a visitar al Papa Francisco. En Nantes, entró en una casa de acogida franciscana de Nantes, donde comenzó a participar en obras caritativas que le hicieron ganarse el respeto de la comunidad. Tanto se integró que la diócesis le entregó las llaves de la catedral.

El incendio tuvo lugar a primera hora de la mañana y el acusado fue identificado gracias a las cámaras de vigilancia municipales. La catedral carecía de todo sistema de protección, incluido un detector de humos.

Debido a su situación irregular en Francia, fue objeto de órdenes de expulsión, en 2016, 2017 y 2019. Francia no le concedía el estatus de refugiado pese a que, según su relato, su padre fue ejecutado en 1996 dentro del genocidio entre hutus y tutsis que marcó su adolescencia.

En ese contexto, que según sus allegados le desestabilizó, sufrió la agresión de 2018. La víspera del incendio envió un extraño mensaje de correo electrónico a amigos en el que hablaba de "exorcismos" y "círculo vicioso deplorable".

Tras confesar ser el autor del incendio en 2020, un examen psiquiátrico determinó que no era un peligro y fue puesto en libertad un año más tarde. Una congregación misionera de Saint-Laurent-sur-Sèvre, en el departamento vecino que se ocupar de marginales le acogió y le colocó bajo la tutela del clérigo Olivier Maire en mayo de 2021.

En agosto de ese mismo año, Abayisenga acudió a un cuartel de la Gendarmería y condujo a los agentes hasta el cuerpo sin vida del cura, asesinado a cabezazos. Internado en un penitenciario psiquiátrico, será juzgado por ese caso más adelante.

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