El calvario de un cristiano paquistaní después de que su hija y esposa fueran forzadas a convertirse al islam

El 2 de junio de 2020 Anwar Masih fue detenido tras ser acusado de blasfemar contra Mahoma. Hoy continúa privado de libertad, mientras su familia recibe constantes amenazas

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Anwar Masih, paquistaní cristiano de 57 años, lleva dos años en prisión acusado de blasfemar contra Mahoma. Desde entonces, su familia vive escondida, tras recibir constantes amenazas de muerte. Mientras tanto, la justicia del país ha rechazado concederle la libertad bajo fianza.

El calvario de Anwar y su familia comenzó en el año 2017, cuando su hija, Samreen Bibi, contrajo matrimonio con un musulmán, abrazando también la fe islámica. Poco después, la esposa del acusado, Kousar Parveen, también se convirtió al Islam.

Para sanar las fisuras creadas en la familia por estas conversiones a la religión musulmana, Kousar recurrió a la policía local. En lugar de procurar una mediación, la policía acusó a Anwar de maltratar a su esposa e hija por su decisión de convertirse a la otra religión.

De esta manera, el 2 de junio de 2020 las fuerzas de seguridad detuvieron al padre de familia por presunta difamación del profeta Mahoma, un delito penal en Pakistán. Desde entonces, tanto el varón como su familia no convertida al Islam viven un verdadero calvario.

Así lo ha revelado uno de los hijos de Anwar, Imran, reveló a AsiaNews que sus hermanos fueron presionados para convertirse al islam y demostrar que la familia no está en contra del credo musulmán. Imran añadió que él y los miembros de su familia han recibido amenazas de muerte y se ven obligados a vivir en la clandestinidad. Sin embargo, explica que la fe cristiana de su familia es fuerte y que están dispuestos a entregar sus vidas para permanecer fieles a Dios.

Los activistas de Voice for Justice y los abogados de derechos humanos piden al poder judicial que desaconseje el uso indebido de la ley sobre la blasfemia y que ponga en libertad a las personas que han sido acusadas con pruebas infundadas y falsas. Los casos como el de Anwar, argumentan, deben ser tratados sin discriminación.

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