Un párroco español en Tierra Santa: "'¿Estás dispuesto a ir donde sea?', y respondí que sí"

Miguel Pérez Jiménez ha estado en 'Mediodía COPE' con Pilar García Muñiz

Redacción Religión

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A 50 kilómetros de Jerusalén, en uno de los lugares más conflictivos del mundo, está la ciudad de Nablus, centro comercial, industrial y agrícola del norte de Cisjordania. Fue ocupada por Israel en 1967 y devuelta a Palestina en 1995, sin embargo, siguen existiendo asentamientos israelíes a las afueras, lo que la convierte en una zona de conflicto constante.

La gran mayoría de la población es musulmana, aunque al lado más occidental de Nablús, se encuentra una iglesia católica, la de San Justino, donde hay un párroco español desde el pasado agosto, Miguel Pérez Jiménez, al que le llegó la vocación tras una crisis de fe en el instituto: "Me dije que quería buscar una forma de vida más auténtica de la que estaba viviendo", recuerda el sacerdote del Camino Neo-catecumenal. "Me ofrecieron la oportunidad de entrar en un seminario misionero y me dijeron: '¿Estás dispuesto a ir donde sea?', y respondí 'sí, a donde sea'".

Se formó desde los 18 años en un seminario de Galilea, en Israel, y ha pasado cinco años en Jordania antes de llegar a su nuevo destino, donde hay una minoría cristiana. Entre católicos, melquitas, ortodoxos y anglicanos suman unos 700 fieles. "La religión católica tiene aquí un papel fundamental", asegura Miguel Pérez Jiménez. "Primero de todo, históricamente, porque han tenido un papel de fomento en la cultura y en el diálogo interreligioso, desde tiempos bizantinos".

Casi el 99% de los 150 mil habitantes de Nablus son musulmanes y, aunque tradicionalmente han respetado a sus convecinos cristianos, la tendencia está cambiando. El padre Miguel cuenta que ahora hay fanatismo en las calles y comienzan a recibir comentarios discriminatorios.

"En los ambientes sociales y culturales, los cristianos están muy bien reconocidos", ha añadido el padre Miguel Pérez Jiménez en 'Mediodía COPE' con Pilar García Muñiz. "Aunque ahora está aumentando el fanatismo religioso y se nota en las calles y en que hay profesores de universidad que hacen comentarios discriminatorios. Así que ahora es a veces conflictiva e incómoda".

Es la difícil misión que tiene el padre Miguel Pérez Jiménez en Tierra Santa, en la ciudad de Nablus: intentar cuidar de una parroquia a la que asisten cada domingo unos 60 católicos en una ciudad en el centro del conflicto palestino-israelí a la que llaman “la capital del terror de Cisjordania”.

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