Ángel Amor Ruibal

Cura gallego y científico que aportó conocimiento a la filología, derecho canónico, teología y filosofía sin apenas salir de Santiago de Compostela, donde tiene una calle dedicada

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Ángel Amor Ruibal (1869-1930) fue un sacerdote, filósofo y teólogo que estudió en el Seminario Conciliar de Santiago de Compostela, donde cursó todos sus estudios eclesiásticos, hasta ordenarse sacerdote en 1894, tal y como relata en su biografía el sacerdote, científico y colaborador de ECCLESIA Vicente Carcel Ortí.

Completados sus estudios, obtuvo el doctorado en Teología y comenzó a estudiar Derecho Canónico y también Filosofía y Letras. Por su excelente expediente académico, el arzobispo de Santiago decidió enviarlo a Roma para que ampliara estudios. De este modo, ingresó en 1895 en el Pontificio Colegio Español, estudió Derecho Canónico en el Ateneo de San Apolinar, y regresó a España en 1896.

Desde el curso 1896-1897 enseñó Teología Fundamental y Propedéutica Teológica en la recién fundada Universidad Pontificia Compostelana, siendo posteriormente trasladado a la Facultad de Derecho donde impartió Derecho Canónico hasta su jubilación. Dio clase de Teología y también de lengua griega y hebrea, de sirio, persa y copto, materias incorporadas a dicha universidad pontificia por iniciativa suya. Además, elaboró los estatutos académicos de dicha universidad, que fueron aprobados por la Santa Sede el 15 de febrero de 1897.

Carrera eclesiástica en Santigo de Compostela

Desde 1905 perteneció al cabildo catedralicio de Santiago en calidad de canónigo doctoral. En 1917 fue nombrado miembro del Consejo diocesano de vigilancia contra el modernismo para impedir la difusión de errores teológicos y, poco después, fue nombrado juez adjunto del tribunal eclesiástico. En 1923 se hizo socio de la Unión Misional del Clero, a la que estaba inscrita la casi totalidad del clero de la archidiócesis compostelana.

En 1924 fue llamado a formar parte de la Comisión española encargada, a petición del Papa Pío XI, de elaborar un estudio sobre la viabilidad de la definición dogmática de la “Mediación Universal de María”. De esta comisión formaban parte también el jesuita José María Bover y el futuro cardenal Isidro Gomá. Amor Ruibal elaboró la argumentación propiamente teológica y los primitivos himnos cristianos.

Al tomar posesión de la sede compostelana el nuevo arzobispo, Julián de Diego García y Alcolea, cuyo pontificado fue muy breve (1925-1927), lo primero que hizo fue nombrarle vicario general y provisor eclesiástico el día 19 de diciembre de 1925. Al fallecer dicho arzobispo, el cabildo catedralicio, en sesión de 20 de enero de 1927, lo eligió vicario capitular de la sede vacante.

Durante el breve período de su gobierno diocesano organizó la Asociación de la Buena Prensa allí donde todavía no había sido establecida y preparó el Día de la Prensa Católica, pidiendo al clero que le enviara relación de sus actividades con respecto a este asunto. También se ocupó de la enseñanza catequística y de la formación de los seminaristas.

Su trabajo científico le llevó a ser miembro correspondiente de la Real Academia Española y de la de Ciencias Morales y Políticas; académico de honor de la Real Academia de Galicia; miembro de la Reale Societá degl’Intellettuali (Roma-Catania) y de la Altorientalische Gesellschaft, de Berlín, entre otros, alcanzando su cénit en el ámbito filosofico?teologico, al que dedicó una imponente obra sobre los problemas fundamentales de la Filosofía y del dogma, y desde cuya perspectiva adquirió unidad la totalidad de su labor científica, incluidos los aspectos filológico y jurídico.


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