Marqués de Santillana

Este noble contribuyó de manera determinante al progreso cultural español sin dejar de ponerse de rodillas ante la Virgen María

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Nos visita un nuevo acontecimiento cultural de primera magnitud: la exposición conjunta Museo del Prado-Biblioteca Nacional El Marqués de Santillana. Imágenes y Letras que será visitable desde el 4 de octubre de 2022 hasta el 8 de enero de 2023. Sin embargo, el pasado domingo se anunció esta exposición en la televisión pública española sin atisbo de mención alguna a la religiosidad del personaje.

La exposición propone, por primera vez, una presentación conjunta de un grupo de pinturas y manuscritos encargados por el Marqués de Santillana, hace ahora en torno a 600 años, y se complementa con otras obras de Jorge Inglés —su pintor predilecto— y una serie de códices propiedad de algunos personajes coetáneos que compartieron las aficiones del noble castellano. En el espacio televisivo dedicado a la exposición se habló del Marqués de Santillana como de alguien que introdujo el humanismo italiano en la Península Ibérica, que debía ser tenido por uno de los nobles más influyentes de la Edad Media. Supimos que pudo hacerse con documentos depositarios del saber como Historia General del católico monarca Alfonso X El Sabio, del que ya hemos hablado con anterioridad aquí en ECCLESIA y que promovió las artes como la pintura mediante el encargo directo de cuadros, etc.

Lo que no se dijo en la noticia, ni probablemente ningún medio de comunicación comente, es que Iñigo López de Mendoza y de la Vega (1398-1458) primer Marqués de Santillana, I conde del Real de Manzanares, XI señor de Mendoza, III señor de Hita y III señor de Buitrago, fue un noble cristiano católico que, ante la evidente realidad de que esa manera de vivir la relación con Dios todopoderoso es compatible con el cultivo de cualquier rama del saber, fomentó las artes y las ciencias de manera determinante y gloriosa. Tanto es así que su figura merece ser recordada en un acontecimiento cultural de gran magnitud en el que se dan cita dos de las instituciones más importantes del ámbito cultural español.

Existe abundante información sobre su persona Diccionario Biográfico Español, pero qué menos que decir que la divisa que tomó de la familia de su madre fue la de Ave María, que se formó con un tío suyo, cura católico (el conocido como arcediano Guitierre), que llegó a ser Arzobispo de Toledo. Su sexto hijo llegó a ser el célebre Cardenal Mendoza. En fin! Y podríamos seguir. Y a todo esto nada dice de ello el mundo cultural actual, sometido a la tiranía de lo políticamente correcto, porque claro, si se dice se cae uno de los bastiones del pensamiento progre: contar sólo una parte de la historia ocurrida, la parte que encaje con la posibilidad de que yo, progre de hoy, pueda reivindicar al personaje como modélico o perteneciente el grupo de ‘los míos’… Sin embargo, este modo mendaz de actuar tiene las patas muy cortas, y cae al contrastarlo con la realidad. Tiene bemoles que el mundo cultural progre reivindique a un nobel, además de católico y padre de familia numerosa.

Más datos sobre la exposición

La imagen del Marqués suele presentarse incompleta, y en ella parece un estudioso que está en una mesa estudiando sin más. No obstante salta a la vista una primera e inequívoca señal: cuelga de un collar un elemento incontestable y delator: un cruz, que es algo que a los católicos nos gusta colgarnos del cuello. Además, si ampliamos la imagen un poco, vemos que el Marqués no está en una mesa estudiando, sino que está arrodillado en un reclinatorio. Y con un poco más de zoom hacia atrás, ganando perspectiva, resulta que la imagen recortada inicial está inserta en un retablo que se llama Retablo de los gozos de Santa María. Este retablo es también llamado Altar de los Ángeles o del Marqués de Santillana, que puso en el Hospital que mandó hacer en Buitrago de Lozoya.

Se trata de la primera pintura hispanoflamenca castellana documentada, y que el XIX Duque del Infantado, Íñigo de Arteaga y Martín, descendiente del Marqués de Santillana, depósito temporalmente en el Museo del Prado. En la actualidad, constituye la pintura fundamental de la exposición, que fue creada por Juan El Inglés, un pintor católico practicante experto en pintura religiosa. En la pared del recinto donde don Iñigo arrodillado se supone que ora, cuelga una cartela en pergamino con los siguientes versos, que el propio Marqués compusiera años antes:

«Por los quales gozos doze

donzella del sol vestida

e por tu gloria infinida

faz tu, señora, que goze

de los gozos e plazeres

otorgados

a los bien aventurados

bendita entre las mugeres»

Un gran legado

Fue poseedor de una biblioteca repleta de códices iluminados, llenos de pinturas, algunas de ellas también atribuídas a Jorge Inglés, parte de la cual se exhibirá en la exposición en la Biblioteca Nacional. Entre las obras expuestas de su biblioteca destaca el famoso Libro de Alexandre, dedicado a la vida de Alejandro Magno y que fue escrito por el monje Juan Lorenzo Segura.

Además de mecenas del arte e interesado por los libros, dejó una importante obra escrita. En poesía lírica menor, destacan las Serranillas y las Canciones y decires líricos; sonetos, entre los que destacan el Triunphete de Amor, El infierno de los enamorados y la Comedieta de Ponça; poesía moral, política y religiosa, de la que la obra más conocida posiblemente sea el Bías contra Fortuna; en prosa dejó escritos morales y políticos, como la Lamentaçión de Spaña, escritos literarios como el Proemio o Proemio e carta al condestable don Pedro de Portugal, escritos exegéticos como Glosas a los Proverbios, así como recopilaciones comoRefranes que dicen las viejas tras el fuego.

Precisamente en su Proemio a los Proverbios (1437) fue donde el Marqués de Santillana dejó escrita su famosa y mencionada frase: “La ciencia no enmota el hierro de la lanza ni hace floja la espada en la mano del caballero”.

Invito a todos los que quieran llegar a poder emular al Marqués de Santillana , que hagan lo que él hizo y se representa en el cuadro: ponerse de rodillas y rezar a la Virgen para tener la sabiduría que ella tuvo. Y a los católicos y hombres de buena voluntad que vayan a ver la exposición, más que recomendable, de este conjunto de objetos que milagrosamente superó la barbarie del Frente Popular y ahora va a ser presentado por la cultura progre tras ser convenientemente troquelado, haciendo desaparecer cualquier conexión con sus tremendas raíces católicas, para que así resulte políticamente correcto, que crean que ciencia y fe católica son compatibles, como lo demuestra la historia de España y la vida del Marqués de Santillana.


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