Los 80 años de la revista Arbor del CSIC

Se trata de la revista científica multidisciplinar de más longeva edición ininterrumpida que existe en España, y fue fundada por un presbítero de la Iglesia Católica

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A la revista Arbor le viene el nombre del Arbor Scientiae, modo con el que el mallorquín san Raimundo Lulio (Ramon Llull) representaba la ciencia, y que el CSIC –que cumple ahora 85 años. adoptó como logotipo, inspirado en último término en el Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal del libro del Génesis. Fray José López Ortiz (San Lorenzo de El Escorial, provincia de Madrid, 10 de julio de 1898-Madrid, 4 de marzo de 1992), presbítero de la Iglesia Católica además de fraile agustino que llegó a ser confesor de san Jose María Escrivá de Balaguer, salvó su vida gracias a su conocimiento de la lengua árabe. Lo cuenta su sobrino, el médico César de Diego, con todo lujo de detalles, del mismo modo a como reconoce el asesinato de su propio padre a manos de los autodenominados progresistas demócratas de la época (socialistas, comunistas y anarquistas) pertenecientes al Ejército del Frente Popular.

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Fray José fue nombrado en 1969 arzobispo titular de grado y vicario general castrense, cargo que ocupó hasta su renuncia, en 1977. Publicó numerosos estudios sobre la historia del derecho. En 1936, explica su sobrino "… los milicianos llegaron al monasterio de El Escorial, donde había más de cien frailes, y los retuvieron en uno de los patios del monasterio cerca de un mes – sometidos a un trato vejatorio, ¿por qué delito?- hasta que los trasladaron a Madrid. La mayoría fueron encarcelados en la prisión de san Antón, y otros fueron confinados en otra prisión. Estos últimos permanecieron con vida, pero los de san Antón fueron asesinados todos ellos en Paracuellos del Jarama". Se trata entre otros de los frailes agustinos Arturo García de la Fuente (1902-1936), Sabino Rodrigo (1874-1936), Gerardo Gil Leal (1871-1936), Matías Espeso (1901-1936), Bernardino Álvarez Melcón (1903-1936) o Mariano Revilla, todos ellos con sus carreras universitarias, algunos doctores en sus respectivas disciplinas, y vinculados a la universidad como profesores, bibliotecarios, etc., cuyos nombres recojo para completar los anales de la memoria democrática. Algunos ya han sido beatificados.

Fray José salvó la vida desde san Antón, una de tantas checas que los demócratas del Frente Popular fundaran para asesinar a civiles desarmados, gracias a saber árabe y ser reclamado por las autoridades republicanas, por Wenceslao Roces Suárez, ministro de Educación, para hacer propaganda del Frente Popular en Marruecos y otros países de lengua arábiga. Fray José no quería separarse de la comunidad de frailes, pero fue Juan Monedero, su superior, el que le impuso como obligación salvar su vida.

A primeros del año 37, Fray José pidió que le acogieran en la embajada de Rumanía, donde permaneció refugiado hasta el final de la Guerra Civil. Algo así no pudo hacer José Castillejo, secretario de la JAE, a quien miembros de la FETE (UGT) quisieron darle el "paseo", o sea, asesinarle, algo que pudo evitarse por sus amistades gracias a las que salió de España rápidamente. Paradojas de la vida: José Castillejo, al igual que Manuel Azaña, presidente del gobierno del Frente Popular, estudiaron con los agustinos del Monasterio de El Escorial. Para conocer más de esta interesante revista recomiendo los estudios del mayor experto mundial sobre la historia de la revista Arbor, que no es otro que Onésimo Díaz Hernández, estudios tanto sobre el denominado Grupo Arbor como sobre los directores que la revista ha tenido.


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