Tierra Santa

Ve la luz en español una guía que trasciende el propio término «guía» para convertirse en una obra completa y de obligada referencia sobre Tierra Santa

Juan Cerezo Soler

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Que el diálogo entre religiones es, o ha de ser, uno de los ejes fundamentales en la actividad de la Iglesia del siglo XXI es algo que no ha escapado a la atención de la BAC, como se ve en la publicación de Las fiestas judías y el Mesías (2018) y Espera, Adviento, Navidad del Mesías (2019); ambos firmados desde Tierra Santa por el sacerdote italiano Francesco Giosuè Voltaggio.

A estos títulos, que ya de por sí formarían un muestrario más que suficiente de los puntos que unen al cristiano con sus «hermanos mayores» en la fe, viene a sumarse ahora la publicación de este Tierra Santa. Biblia, arqueología y catequesis (2022) en dos volúmenes, escrito a seis manos por el mismo Voltaggio con Germano Lori y Mattia D’Ambrosi. He aquí, pues, que ve la luz en español una guía que trasciende el propio término «guía» para convertirse, lo quieran o no sus autores, en una obra completa y de obligada referencia sobre Tierra Santa.

Es, en palabras de monseñor Pierbattista Pizzaballa, patriarca Latino de Jerusalén y autor del prólogo, un texto que pretende ir «más allá de la curiosidad por lo “exótico”» (I, p. 13), que no busca tanto orientar al turista como iluminar al peregrino y que si fija algún itinerario no es el de unas bonitas vacaciones o una peregrina-ción interesante, sino el que nos lleva a todos, como lectores y viajeros que también somos, a tener un encuentro con Jesucristo. Historia y geografía de la salvación —seguirá diciendo Pizzaballa— son dos piezas esenciales en la experiencia del cristiano, «ya que sin geografía no hay historia y si se prescinde del lugar desaparece también el acontecimiento» (I, p. 9). Sobre lo mismo volverán los autores en su introducción, al decir —con san Pablo VI— que el cristianismo escapa a definirse como «religión», pues desde su misma etimología una «religión» es algo de lo que se sirve el hombre para ascender, para re-conec-tarse con Dios. No así el cristiano, que ve cómo es el mismo Dios quien se inclina, abajándose, para revelarse al hombre en un acontecimiento, dentro de unas coordenadas de espacio y de tiempo concretas y que perfectamente puede ver, reconocer, oler y hasta tocar. Esta es, poco más o menos, la hoja de ruta fijada para el comentario de los santos lugares: no animan sus autores a una veneración idólatra del lugar (I, p. 18), que no es santo de por sí, sino a acercarse al evento divino a través del mismo espacio donde una vez sucedió.

El libro viene a ofrecer, en sus dos volúmenes, un inventario completo de todo lo que se puede visitar en Tierra Santa. Pero la cosa, avisábamos, va mucho más allá de la simple enumeración: cada nombre, cada templo, cada zona viene respaldada por unas finísimas notas históricas —que dan contexto al lugar— y por una genero-sa explicación sobre su significado. El ejercicio de filología —filología pura— resulta aquí impecable, pues no solo desmenuzan etimológicamente cada término para dar con su sentido profundo sino que lo sostienen, además, sobre un sólido aparato documental, inédito las más de las veces. Sobre estos dos elementos, que de por sí ya justificarían la publicación del libro, está el que será, sin duda, el mejor y más valioso de sus aportes: la catequesis que conecta cada lugar santo con la historia de salvación y, en último término, con la vida de todo el que se acerca a Tierra Santa en busca de sentido.

Son párrafos deslumbrantes, escritos en verdadero estado de gracia, cargados de inspiración y de amor por el lugar; catequesis que demuestran que todo, absolutamente todo en Tierra Santa predica, y que incluso el callejón más insignificante hace resonar el eco de una noticia que nace allí para llegar a todos los confines de la Tierra. La descripción del sitio, la crónica histórica y arqueológica, la explicación del significado y la catequesis, encarnada en per-sonas y lugares concretos, aparecen en esta guía conjugados con rigor y equilibrio, en una amalgama que resulta, sencillamente, perfecta. Es un texto, en definitiva, que orienta el viaje, forma la inteligencia, enriquece el espíritu y que bien vale ser saludado como lo que es: acaso una de las más amplias y ricas obras sobre Tierra Santa de todas las que hayan visto la luz hasta la fecha.


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