Vivir con nuestros muertos

La recomendación lectora de hoy nos propone reflexionar y hablar con autenticidad de la muerte, de la mano de la rabina francesa Delphine Horvilleur

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En un tiempo en el que la muerte ya no nos busca, mas bien la buscamos —esas leyes que la promueven y le dan carta de naturaleza o la convierten en un «derecho fundamental» (!)—; en un tiempo en el que se muere poco en casa y acompañado; en un tiempo en el que se intenta superarla añadiendo raros sufijos al humanismo —que si «pos», que si «trans»—, cambiando la eternidad por la infinitud.

En un tiempo así, en el que la muerte ya no es lo que era, llega la periodista y rabina Delphine Horvilleur y escribe Vivir con nuestros muertos, una obra de no ficción escrita para suscitar el interés que acompaña a la mejor ficción —son once capítulos con un protagonista diferente para cada uno— sobre nuestra relación con los que descansan en paz.

Para Horvilleur la muerte puede ser un espacio de reflexión, relación y diálogo entre quienes se quedan y se van. La francesa reivindica el rito —léase, el rito judío en este caso— en su propósito de ayudar a los primeros a entender y endentederse en el dolor y el sufrimiento de la pérdida.

La obra viene de ser un éxito de ventas en Francia, nuestro vecino más laico. Algo tiene que tener que logra interpelar a todo el mundo, creyentes y no creyentes. Quizá su autenticidad para hablar de la muerte, hasta el punto de meditar sobre la vida.


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