Santoral

Domingo Laetare, la Plena alegría que llega

Todos necesitamos un respiro en el camino para coger fuerzas. Nos encontramos en el IV Domingo de Cuaresma. Es el momento del diálogo de Cristo con Nicodemo que fue a verle de noche para preguntarle y escucharle aquellas dudas que le suscitaban sus palabras. Tanto le toca el corazón que este hombre no deja de ser magistrado, pero, junto con José de Arimatea se hace discípulo del Señor, aunque sea clandestino.

También denominado “Domingo Laetare”, cuya palabra, de raíz latina hace referencia a alegrarse, encontramos un paralelismo con el III Domingo de Adviento, llamado “Gaudete”. En el Tiempo previo a la Navidad se recuerda que el Señor ya llega, mientras en este preludio a la Semana Santa resuenan las palabras del Apóstol recordando que la Salvación está más cerca que cuando empezamos a creer.

En la Navidad se habla de gozo, pero ahora se habla de alegría plena. De esta forma se anuncia la inminente celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. En este día los ornamentos litúrgicos pueden ser de color rosáceo para invitar a una penitencia más atenuada, sin olvidar que seguimos el itinerario hacia el Calvario para obtener la Salvación. Se pueden incluir algunos cánticos más en la sobria celebración de la Santa Misa.

No canta el Gloria ni el Aleluya para que alcance su relieve en la Vigilia Pascual. De la misma forma, se pueden añadir algunas flores que adornen el Altar exento de manteles muy coloridos, para invitar a la austeridad. La Iglesia coloca pedagógicamente este día en el punto álgido del desierto cuaresmal para dar como un momento de divisar que la Victoria Pascual casi se toca ya. Es aceptado por la mayoría de las confesiones cristianas.

dd/mm