Santoral

El Inmaculado Corazón de María, Gracia de Dios

Hay celebraciones que no pueden entenderse una sin otra. Están entrelazadas de manera plena. Si ayer viernes adorábamos al Divino Corazón de Jesús, hoy veneramos el Inmaculado Corazón de María.La unión y armonía de Madre e Hijo, se puede contemplar en Pasajes como el de Las Bodas de Caná cuando La Virgen dice a los sirvientes “Haced lo que Él os diga”. En el repaso a la Sagrada Escritura, en el Antiguo Testamento Ezequiel señala que Dios arrancará vuestros corazones piedra y os dará un corazón de carne.

Y propiamente a nuestra Madre, en el momento de la Presentación del Niño Jesús en el Templo, Simeón le profetiza “Y a Ti una espada atravesará tu corazón a fin de que permanezcan al descubierto el sentir de los hombres”. San Agustín habla de este Corazón cuando refiere a María como la concebida sin pecado original. San Gregorio Taumaturgo también alude a la Reina del Cielo de esta misma forma, de la misma forma que los escritores de la antigüedad Teodoto de Ancira y Ruperto de Deutz.

En el siglo XVII San Juan Eudes, sacerdote francés que tuvo parte en la difusión de la Devoción al Corazón de Jesús, también alude al Inmaculado Corazón de María. De hecho funda La Congregación de Jesús y de María para los religiosos, así como La Orden de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio para las religiosas. Pío IX definirá el Dogma de la Inmaculada Concepción en el año 1854, y que tan relacionado está con el Corazón de María.

En los tiempos actuales cobra especial relevancia las apariciones de la Virgen de Fátima, en que a Sor Lucía le pide que tenga compasión de su Inmaculado Corazón herido por los hombres. También se lo resalta en la visión que tuvo la religiosa en Pontevedra cuando estuvo en las Doroteas. Fue San Juan Pablo II, aseverado posteriormente por Benedicto XVI y Francsco, quien pidio que se celebrasen tanto el Corazón de Jesús como el Inmaculado Corazón de María como dos festividades necesaria en la Iglesia.


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