Santoral

Santas Perpetua y Felicidad, mártires de palabra y de obra

El martirio es la manera más genuina de sentir a Dios que ha pasado antes que los demás por el desprecio y la muerte. Hoy hacemos memoria de las Santas Perpetua y Felicidad. Su vida transcurre entre finales del siglo II y principios del III. Perpetua pertenecía a una familia muy honrada que, durante la prisión escribió su vivencia de Fe y cuanto le había tocado pasar, en un diario de su vida.

Felicidad es su esclava que, en la prisión dio a luz una niña a la que criaron y educaron, posteriormente, en la Fe los cristianos. Pero no fueron ellas las únicas que marchaban al suplicio, pues les acompañaban otros pocos fieles que había sido catequizados por el Diácono Sáturo. Este, a pesar de haber sido apresado, se presentó voluntariamente. Todo había empezado con el decreto de matar a quienes siguiesen a Cristo.

Con esta orden, los soldados buscaron a los cristianos por todos los sitios para darles muerte, encontrando a Perpetua y demás esclavos reunidos en oración. Tras ser detenidos y condenados a muerte cuenta la historia que Felicidad se había encomendado a Dios para dar a luz antes de padecer. Cuando le llegó el momento del alumbramiento, uno de los soldados se burló de sus dolores de parto, preguntándole cómo iba a soportar el tomento que le esperaba si sufría así.

Entonces ella le contestó: “Esto lo sufro yo. Pero los otros dolores es Cristo quien los padecerá en mí”. La criatura fue bautizada en la cárcel y después los cristianos se encargaron de cuidarla y educarla. De esta forma Perpetua y Felicidad y todos los que estaban con ellas en la cárcel, dieron la vida por el Señor Jesús. Ellas están incluidas en el Canon Romano. Con su fortaleza han quedado en la retina de la Iglesia.

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