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Isla y Castillo de Santa Cruz, guardianes del tesoro hundido del pirata Francis Drake

Uno de los lugares más fascinantes en la Ría de La Coruña es el Castillo de Santa Cruz y la pequeña isla en la que se encuentra

Isla y Castillo de Santa Cruz, guardianes del tesoro hundido del pirata Francis Drake

Tiempo de lectura: 2'Actualizado 02 abr 2023

Hasta hace poco tiempo, a esa isla solo se podía acceder a pie cuando la marea estaba baja y únicamente con permiso especial porque era propiedad del ejército. Ahora, es uno de los lugares más visitados porque está abierto al público desde que lo compró el Ayuntamiento de Oleiros y construyó una pasarela que la une a tierra y que, cuando la marea está subiendo, se mueve al compás de las olas.

Nada más pisar la isla, nos encontramos de frente con la puerta amurallada que da acceso al recinto, un recinto que, en sus comienzos, fue una poderosa fortaleza defensiva, con cañones cuyos proyectiles alcanzaban hasta 10 kilómetros y que, cruzando el fuego con los de los castillos de San Antón, San Diego y San Amaro, protegían la zona de los temibles piratas ingleses, hasta terminar convertida en un formidable pazo en el que vivieron Emilia Pardo Bazán primero y su hija Blanca después.

Isla y Castillo de Santa Cruz, guardianes del tesoro hundido del pirata Francis Drake

Con sus impresionantes torres, la casa pazo resulta tan evocadora que parece que en alguna de sus ventanas va a presentarse doña Emilia saludando con su vozarrón de gallega rotunda, pero lo más impactante, es lo que se conserva de lo que fue una imponente muralla desde la que rugían los cañones para terror de los piratas ingleses que, con Francis Drake a la cabeza, estaban empeñados en invadir la zona, hasta que fueron derrotados de manera clamorosa y humillante por los coruñeses, abanderados por María Pita.

En uno de los laterales de la isla, los barrotes en las ventanas de un angosto recinto nos hablan de aquellos corsarios que eran encarcelados en él y que terminaban allí sus días, víctimas en muchos casos de dolencias producidas por la humedad del mar, que rompe justo a los pies de esas celdas y en las que se llega a colar en los días de temporal.

Isla y Castillo de Santa Cruz, guardianes del tesoro hundido del pirata Francis Drake

Cuentan los viejos pescadores de la zona que, en un lugar próximo conocido como Punta de Flecha, esas aguas, que lo mismo se muestran tranquilas como corresponde a una ría que se enfurecen cuando la mar se pone brava, ocultan celosamente los restos de los barcos piratas hundidos cuando iban cargados con los tesoros que habían conseguido en sus saqueos. Ese tesoro pirata hundido va más allá de la leyenda, porque los expertos han encontrado ya en esa misma zona, balas, restos de vajillas e incluso un cañón, pertenecientes a la flota de los corsarios ingleses.

Isla y Castillo de Santa Cruz, guardianes del tesoro hundido del pirata Francis Drake

A pesar de su aspecto misterioso e imponente, este lugar no tiene fantasmas conocidos, pero sí conserva el espíritu, mitad guerrero, mitad romántico, de quienes lo habitaron y, en su jardín, el recuerdo de un personaje singular, una “pardela cenicienta”, que es una de las aves marinas más grandes. Dicen que llegó a Santa Cruz en 1985 y que vivía entre la isla y el hotel que está justo enfrente, en tierra firme. Aquella pardela se convirtió en una visitante entrañable que volvió al mismo lugar durante 15 años, algo insólito en ese tipo de aves. Luego, seguramente traspasada la frontera de su tiempo vital, un año ya no regresó. Poco antes, en 1997, la habían nombrado “embajadora honorífica” de la isla de Santa Cruz donde tiene un pequeño monumento lleno de colorido que se ilumina cada atardecer con los últimos rayos del sol poniente, viendo como la silueta icónica de la Torre de Hércules se recorta, al fondo, contra el infinito.

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