Se cuentan por cientos las fotografías e instantáneas que revelan que el clima está cambiando a pasos agigantados. Veranos cada vez más calurosos, precipitaciones que menguan, amenaza creciente de desertificación en determinados territorios o el deshielo de los casquetes polares, dibujan un panorama que obligan a los dirigentes políticos a tomar decisiones conjuntas a nivel global.

La última evidencia se ha conocido en las últimas horas, en el que se pudo observar cómo unos perros tiraban de un trineo en Groelandia con las patas sumergidas en agua procedente de un abrupto derretimiento de la superficie. Fotografía que no ha pasado desapercibida entre los usuarios de las redes sociales, entre ellos del presidente del gobierno, Pedro Sánchez, que ha a través de su cuenta oficial de twitter ha urgido a no dar "ni un paso atrás" en la lucha contra el cambio climático.

En declaraciones a COPE.es, el geógrafo del laboratorio de climatología de la Universidad de Alicante, Samuel Biener, ha asegurado que nunca había visto una toma parecida anteriormente, si bien apunta que es algo que se venía intuyendo: “En las próximas décadas, esto será más habitual. En los últimos años se ha producido una pérdida de hielo importante en el Círculo Ártico. Lo peor es que sigue habiendo países que no se toman en serio el problema del calentamiento global, que afecta a todos.”

Communities in #Greenland rely on the sea ice for transport, hunting and fishing. Extreme events, here flooding of the ice by abrupt onset of surface melt call for an incresed predictive capacity in the Arctic @BG10Blueaction @polarprediction @dmidk https://t.co/Y1EWU1eurA

— Steffen M. Olsen (@SteffenMalskaer) 14 de junio de 2019

Las consecuencias de la despolarización son aún inciertas, pero podría alterar los ritmos climatológicos: “El cambio de salinidad en el océano como consecuencia del deshielo podría traer consigo un cambio en las corrientes marinas  o del golfo. En EEUU, la fachada oriental es muy fría, mientras que a la misma latitud, en Europa, tenemos mejores condiciones de vida gracias a estas corrientes, y que podrían cambiar en el futuro.”

Todo parece indicar, apunta Biener, que si el ser humano pretende seguir habitando el planeta, tendrá que actuar de manera urgente: “A día de hoy, veo demasiada pasividad en las administraciones. Falta educación ambiental en España y en el mundo.”

España es uno de los países que más podría sufrir sus consecuencias: “La primavera ha sido muy seca en general en el territorio, excepto en el litoral del Mediterráneo y en el Cantábrico. Hay por tanto estrés hídrico en la vegetación. Esto aumenta el riesgo de incendios forestales, pero hay que recordar que la mayor parte de estos incendios se producen por la acción del hombre. Es importante mantener la limpieza de los montes todo el año, potenciar la educación ambiental y dejar de cometer actos como quemar objetos en el campo, lanzar colillas. Todo ello aumenta el riesgo de incendios.”

Esta imagen de Groenlandia coloca ante nuestros ojos la emergencia a la que nos enfrentamos. Gobiernos y sociedad debemos trabajar unidos para frenar las consecuencias de la crisis climática. Lograrlo está en nuestra mano. No podemos dar ni un paso atrás. https://t.co/SZCJqwXRPk

— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) 18 de junio de 2019

En las últimas décadas, existe una corriente de expertos que vaticina que la Península corre el riesgo de convertirse en un desierto. Algo que pone en duda el geógrafo de climatología, que ha explicado que se tratan de previsiones catastrofistas. “La masa forestal ha aumentado mucho. Tenemos más bien un problema de erosión, que viene provocado por el abandono de cultivos o la destrucción de vegetación para construir viviendas.”

Por otro lado, ha remarcado que España es un país donde llueve igual que antes, si bien es cierto que lo hace de manera diferente: “Llueven menos días, pero de manera más concentrada y torrencial.”

Samuel Biener ha señalado que a cien años vista, si no se toman medidas, las temperaturas seguirán en aumento en el interior del país, las inundaciones y sequías serán más frecuentes, con los problemas que ello conlleva. Además, en los meses estivales, vaticina que los vecinos de la zona perderán confort climático: “De hecho, ya hay quienes plantean alargar la temporada alta de turismo hasta noviembre, porque las temperaturas cada vez son más elevadas. Las estaciones de primavera y otoño están condenadas a desaparecer. Se acentuará el verano y el invierno, es decir, los periodos extremos.”